¿Por qué el CGI de antes era tan bueno?
31 Ene, 2025
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La magia del cine siempre ha estado íntimamente ligada a los efectos visuales. Desde los primeros destellos de CGI en los 80 hasta los alucinantes mundos digitales de la actualidad, el cine ha evolucionado, pero a veces la pregunta surge: ¿por qué las películas de hace 20 años, con sus efectos especiales, siguen viéndose tan bien? ¿Qué ocurrió con el CGI moderno que parece haber perdido algo de su esencia?

En este fascinante recorrido, desglosamos las tres razones principales que explican por qué el CGI de antaño sigue brillando, incluso en un mundo digital cada vez más avanzado .

Y la tercera razón, ¡te sorprenderá!

1. La Magia de los Efectos Prácticos: Lo Real No Se Puede Imitar

A pesar de los avances tecnológicos, la esencia de lo tangible no tiene reemplazo. Y es que, aunque el CGI permite crear mundos y criaturas fantásticas, nada supera la sensación de tener un objeto real frente a ti. Películas como Jurassic Park y Star Wars aprovecharon los efectos prácticos como miniaturas, maquetas y animatronics para darle vida a sus historias de una forma que el CGI moderno a veces no logra replicar. Esto se debe a que la luz, las texturas y los pequeños detalles que solo un objeto físico puede ofrecer son mucho más difíciles de imitar por computadora, creando un vínculo más genuino con el espectador. En Jurassic Park, por ejemplo, un dinosaurio real de 3 metros de altura hacía que todo fuera más creíble, mucho más allá de lo que una computadora podría lograr.

2. El Abuso del CGI: ¿Demasiado de Algo Bueno?

Con la llegada de un CGI cada vez más sofisticado, muchos directores optaron por reemplazar escenas reales con efectos digitales. ¿Pero hasta qué punto esto es necesario? El abuso de CGI puede afectar la conexión con el público. En películas como Spider-Man o Flash, vemos situaciones absurdas que terminan desconectándonos de la historia, como bebés flotando o cabezas flotando sin sentido. A veces, el CGI se usa de forma excesiva y sin un propósito claro, lo que hace que la experiencia se sienta menos auténtica. ¿Realmente era necesario sustituir a Tom Holland por un personaje completamente digital en Spider-Man? Esta tendencia no solo afecta la narrativa, sino que también provoca que nos sintamos menos inmersos en la trama.

3. La Falta de Tiempo y Planificación: Efectos Sin Terminar

Aquí llega la razón más impactante: el CGI de hoy en día muchas veces no está terminado. Con el ritmo acelerado de la industria del cine, muchas veces los efectos especiales son creados con prisas, sin tiempo suficiente para pulirlos y hacerlos realmente imperceptibles. El tiempo de producción es clave, y las películas de antaño, aunque tecnológicamente limitadas, se beneficiaron de tiempos de producción más largos y una mayor dedicación al detalle. Películas como Avatar pudieron permitirse plazos más largos para perfeccionar cada imagen, mientras que otras producciones de alto presupuesto como Thor: Love and Thunder se vieron afectadas por la presión de los plazos, resultando en efectos visuales que, en ocasiones, parecen incompletos.

Este acelerado ritmo de trabajo no solo afecta la calidad de los efectos visuales, sino también el bienestar de los artistas encargados de crear esos efectos, quienes se ven obligados a trabajar bajo condiciones estresantes y con recursos limitados. Como espectadores, debemos reconocer que detrás de cada efecto digital hay seres humanos que merecen el tiempo necesario para hacer su arte correctamente.

Reflexión Final: El Arte del Cine y la Tecnología en Equilibrio

El cine es un arte, y como todo arte, debe ser tratado con tiempo y respeto. Los efectos visuales, cuando se usan como una herramienta para mejorar la narrativa y no como un sustituto de la misma, pueden transformar una película en una experiencia inolvidable. Sin embargo, el CGI moderno, a menudo apresurado y mal gestionado, está comenzando a perder esa magia que lo hacía tan impresionante.

A medida que la industria del cine continúa su vertiginosa carrera hacia la digitalización, es vital recordar la importancia de un equilibrio entre lo práctico y lo digital. Solo así podremos seguir disfrutando de esos momentos cinematográficos que nos dejaron sin aliento en los 90’s y principios de los 2000’s, y que aún hoy, con toda su imperfección, siguen siendo recordados con cariño.

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