Dedo de la agresividad y dedo de la responsabilidad.

¿A qué me refiero con estos nombres? ¿Cuál es el dedo de la agresividad y cuál el de la responsabilidad?
Son el índice y el pulgar respectivamente.

El dedo índice lo usamos con el fin de acusar o culpar a otras personas por cualquier hecho. Lo usamos para evadirnos de nuestra parte de culpa o responsabilidad en cualquier asunto .Lo usamos cuando otra persona nos hace daño, cuando ha cometido algún error o fallo. Es el dedo acusador, el dedo de juzgar…

Somos personas que solemos excusarnos mucho. Si el jefe de la empresa viene hacia mi grupo de trabajo, diciéndonos que nuestro trabajo está mal hecho, solemos pensar: “claro, si fulano no hubiera hecho así, y si siclano hubiese hecho asá… Ha sido su culpa”.

Usamos este dedo para no asumir nuestra parte de culpa. Hay veces, que al hablar con personas que tienen una responsabilidad y no la han cumplido como debería, y al decirles que no se ha hecho bien el trabajo, que no se ha cumplido correctamente con su responsabilidad, suelen echar la culpa a la situación, a otras personas, se suele decir cualquier cosa excepto: sí, tienes razón, no he sido responsable. O sí, no he cumplido con mi responsabilidad correctamente.

El dedo pulgar lo usamos para evaluar nuestra parte de culpa, para comprender que es posible que en muchas situaciones tengamos también nuestra parte de culpa. Nos hace analizarnos a nosotros mismos y ver qué parte de responsabilidad he tenido yo. Esta actitud es una actitud de madurez.

Continuando con el ejemplo anterior… ¿y si en lugar de culpar a otros, no decimos más bien: “Tengo parte de culpa, porque no le dije a siclano que estaba haciendo mal. Lo sabía, pero me quedé callado”?
El primer mecanismo, el del índice agresivo y acusador, tiene una ventaja y es precisamente esa, descargar nuestra hostilidad hacia afuera. Pero tiene un gran inconveniente y es el no permitir la introspección, el autoanálisis, la reflexión adulta y madura.

El segundo mecanismo, el del dedo pulgar, tiene el inconveniente de que nos culpamos y responsabilizamos, pero la gran ventaja de permitirnos ver en qué fallamos, nuestra participación y responsabilidad en lo ocurrido. Todo este análisis nos evitará situaciones similares en el futuro.
El dedo índice es más fácil de utilizar y se recurre a él con rapidez, porque las culpas es más fáciles echárselas a otros.

Utilizar el dedo pulgar requiere entrenamiento. Estamos muy acostumbrados a usar el índice. Acostumbrémonos a asumir nuestra responsabilidad y digamos más a menudo: sí, tienes razón, asumo mi parte de culpa.

No estoy diciendo que siempre nos auto culpemos por todo, sino que haya un equilibrio entre el uso del dedo de la agresividad y el dedo de la responsabilidad. Usémoslos de manera correcta.