Imagina que pasas horas jugando un videojuego que, más allá de entretenerte, empieza a transformarte de manera sutil y poderosa. Ese fenómeno, conocido como "efecto Tetris", ocurre cuando lo que aprendes en un juego se transfiere al mundo real .
Este efecto no es solo curioso, sino que tiene implicaciones profundas sobre cómo nuestro cerebro adapta las habilidades desarrolladas en los videojuegos para mejorar nuestra vida diaria. De hecho, investigaciones revelan que juegos como Tetris pueden incluso ayudar a reducir los recuerdos traumáticos al distraer al cerebro y obligarlo a usar partes de la memoria espacial, lo que disminuye el impacto de esos recuerdos. Pero no todos los juegos tienen este poder. Juegos que requieren habilidades espaciales, como Tetris, ayudan en este proceso, mientras que otros, como los de trivia o aquellos que no estimulan la percepción espacial, no tienen el mismo efecto.
Más allá de los traumas, los videojuegos tienen una capacidad única para agudizar nuestros sentidos, como la vista, y para aumentar nuestra conciencia espacial. Aquellos que juegan de forma constante pueden notar cómo se vuelve más fácil distinguir detalles en su entorno, como observar árboles entrelazados en un paisaje. ¡Y esto no es solo teoría! La realidad virtual está llevando este fenómeno a un nuevo nivel, permitiendo a las personas experimentar el mundo de una manera más inmersiva y recalibrar sus sentidos como nunca antes.
Pero lo más sorprendente de todo es cómo los videojuegos nos hacen mejores, no solo en habilidades prácticas, sino también en empatía. El poder de ponerte en los zapatos de otro a través de la realidad virtual puede reducir el racismo y ayudarnos a entender mejor a los demás. Los experimentos realizados demuestran que vivir una experiencia, aunque sea virtual, puede cambiar profundamente nuestra percepción y respuestas ante dilemas morales.