Hay algo que muchos de nosotros hemos experimentado en algún momento: la soledad, la sensación de no tener un grupo de amigos con los que compartir nuestras vivencias, nuestros problemas o incluso nuestras alegrías. Es una realidad difícil de aceptar, pero a veces la vida nos pone en esa situación .
Desde mi infancia, la búsqueda de una verdadera amistad fue complicada. En primaria, los grupos de amigos parecían estar llenos de hipocresía y críticas. En secundaria, aunque cambié de grupo, nunca me sentí completamente incluida. Los planes llegaban y yo no era invitada, o lo era solo cuando no había más opciones. A medida que crecí, la situación no mejoró. Llegué a la universidad con la esperanza de encontrar nuevas amistades, pero me encontré con más de lo mismo: grupos cerrados, personas que ya tenían sus círculos establecidos.
Pero, ¿sabes qué? No tener amigos me enseñó mucho más de lo que podría haber imaginado. Aprendí a ser más independiente, a disfrutar de mi propio tiempo y a trabajar en mí misma. Aunque, por supuesto, había momentos en los que quería salir y compartir mis pensamientos con alguien, esa soledad también me permitió crecer y aprender a estar bien conmigo misma. Ahora soy una persona que valora la importancia de ser un buen amigo. Alguien que escucha, que está ahí cuando se necesita, que se esfuerza por dar buenos consejos y brindar apoyo sin esperar nada a cambio.
La experiencia me enseñó a ser más consciente de lo que realmente valoro en una amistad. Con el tiempo, entendí que no vale la pena estar en un grupo solo por encajar, si no congenias con esas personas. Prefiero estar sola que rodeada de gente con la que no comparto nada, y he aprendido a valorar mi tiempo y energía.
Si alguna vez te has sentido como yo, recuerda que la vida está llena de oportunidades. Si trabajas en ti, si no te rindes y sigues saliendo, las buenas experiencias llegarán. Todo llega a su debido tiempo, y al final encontrarás a quienes realmente te valoran y te aprecian. No te cierres, porque el mundo está lleno de personas increíbles. Todo es cuestión de seguir adelante, aprender de las malas experiencias, y confiar en que lo mejor está por venir.