En el mundo de las marcas de lujo, lo que parece un simple accesorio o producto se convierte en una obra de arte que justifica un precio exorbitante. Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno? ¿Por qué un ladrillo de Supreme puede llegar a costar hasta 2.000 euros en reventa, o unos calcetines de cashmere alcanzar los 700 euros?
Las marcas de lujo juegan con la psicología de la exclusividad, el marketing de "edición limitada" y la creación de una historia que justifica el precio de productos que, en muchos casos, no son de mejor calidad que sus versiones más baratas .
Este mundo de excesos no solo afecta a aquellos que buscan estatus, sino también a los que buscan sentirse "especiales" al ser parte de un grupo exclusivo. Y esto se convierte en una trampa psicológica que, lejos de ofrecer productos de calidad única, vende historias, exclusividad y un fuerte sentido de pertenencia.
Desde el agua embotellada de lujo hasta los accesorios que parecen más un capricho que una necesidad, estas marcas logran que gastemos más de lo que realmente vale el producto, apelando a nuestro deseo de ser parte de un selecto club de "ricos" o de sentirse superiores.
La estrategia es clara: manipular la percepción de valor, crear una historia detrás de cada artículo y convencerte de que, si no pagas el precio de ese artículo exclusivo, estás perdiéndote una oportunidad única. Pero en realidad, detrás de todo esto, no se encuentra la calidad o el valor real del producto, sino una ilusión cuidadosamente diseñada para que pagues mucho más de lo que realmente cuesta.
