¿Tu corazón puede pensar?
Hace 1 día
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¿realmente el corazón "piensa"? ¿Qué significa esto para nuestro entendimiento de la mente y el cuerpo? La respuesta es más fascinante de lo que parece, pero también un poco más mundana de lo que muchos imaginan.

El corazón no es solo un órgano que bombea sangre, sino que también tiene un sistema neuronal propio que recibe, procesa y envía señales al cerebro. Estas señales permiten que el cerebro "escuche" lo que está sucediendo en tu corazón, influyendo en tu comportamiento y emociones .

Sin embargo, no se trata de un proceso místico o romántico como a menudo se nos hace creer. No es que el corazón "sienta" o "recuerde" cosas como si fuera un pequeño cerebro en miniatura.

El misterio que rodea las neuronas en el corazón, a menudo explotado comercialmente o vinculado al amor y los sentimientos, tiene más que ver con la fisiología del cuerpo humano. Aunque es cierto que existen neuronas en el corazón, estas simplemente ayudan a regular el ritmo cardíaco y a enviar información al cerebro para ajustar nuestras respuestas físicas y emocionales, como la frecuencia cardíaca al sentir miedo o excitación. Pero no, no es en el corazón donde almacenamos memorias o vivencias.

Una idea que ha circulado ampliamente es que el corazón podría almacenar recuerdos, especialmente tras un trasplante. Un caso famoso es el de Claire Sylvia, quien después de un trasplante de corazón afirmaba haber heredado gustos y comportamientos de su donante, como el gusto por la cerveza y los nuggets de pollo. Sin embargo, la ciencia no respalda la teoría de que las memorias conscientes o recuerdos se almacenen en el corazón. Las memorias se almacenan en el cerebro, y aunque existen formas de "memoria no consciente" en otras partes del cuerpo (como en la médula espinal), las historias sobre trasplantes de memoria no han sido comprobadas científicamente.

Entonces, aunque el concepto de que el corazón tiene una "mente propia" o guarda recuerdos personales sea intrigante, la realidad es más simple. Las neuronas del corazón tienen un papel crucial en la regulación de nuestro cuerpo, pero no son responsables de nuestros pensamientos, emociones o memorias. Así que, a pesar de lo que nos dice la simbología romántica occidental, la memoria de tu abuelita sigue estando en tu cerebro, no en tu corazón.

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