¿De verdad eres tan bueno como crees?
Hace 1 día
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El Efecto Dunning-Kruger es una de las explicaciones más intrigantes de cómo percibimos nuestra competencia y, en muchos casos, cómo nos engañamos a nosotros mismos.

Este fenómeno, descubierto por los psicólogos David Dunning y Justin Krueger, revela algo sorprendente: las personas que tienen menos conocimiento en un área suelen sobrestimar su habilidad en esa misma área, mientras que las personas realmente competentes tienden a subestimar su propia capacidad. ¿Por qué sucede esto? La razón es que, cuando no sabemos lo suficiente sobre un tema, no somos capaces de reconocer lo mucho que nos falta por aprender .

Simplemente, no sabemos lo que no sabemos.

Imagina que estás conduciendo. Un estudio reveló que el 93% de los conductores estadounidenses se consideran mejores que el promedio, algo obviamente imposible, pero refleja cómo muchas veces nos vemos a nosotros mismos en una luz más favorable de lo que la realidad indica.

Este sesgo cognitivo no solo afecta la forma en que nos vemos a nosotros mismos, sino también cómo percibimos a los demás, y en el caso de los expertos, la situación es aún más compleja. Las personas con mayor conocimiento tienden a dudar de sus propias habilidades, incluso cuando son claramente más competentes que los demás. Mientras tanto, aquellos con menos experiencia pueden ser increíblemente confiados, lo que puede llevar a decisiones y opiniones erróneas que afectan a otros.

La metacognición, o la capacidad de reflexionar sobre nuestros propios pensamientos y procesos de toma de decisiones, juega un papel crucial en esto. Las personas que no son competentes en un área no tienen la habilidad de detectar sus errores de pensamiento, lo que los hace confiar en respuestas incorrectas. En cambio, los expertos son conscientes de la complejidad de su campo y, a menudo, son más cautelosos con sus juicios.

Este fenómeno no solo es desconcertante a nivel personal, sino que también tiene consecuencias a nivel social. En una era en la que las opiniones se difunden con facilidad, a veces son las personas menos cualificadas las que logran hacerse oír, mientras que los expertos, conscientes de las complejidades de sus campos, permanecen más reservados. Esto puede ser especialmente problemático cuando se trata de temas que requieren conocimiento profundo, donde la simplicidad y la confianza de los inexpertos pueden ser más convincentes que la reflexión matizada de los verdaderos expertos.

Lo más desconcertante de todo es que, cuando estamos sujetos al Efecto Dunning-Kruger, no somos conscientes de ello. Creemos que sabemos más de lo que realmente sabemos. De hecho, el primer signo de estar atrapado en este efecto es pensar que no te afecta.

Este efecto es una parte inevitable de nuestra vida de aprendizaje: a medida que nos enfrentamos a nuevos desafíos, inevitablemente nos damos cuenta de cuán poco sabemos. Pero a través de la reflexión y la humildad, podemos aprender a ser más conscientes de nuestras limitaciones y, en última instancia, acercarnos más a la realidad de nuestras habilidades.

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