No es un misterio ni una magia, sino un proceso biológico fascinante que implica estrés, reparación y adaptación. Aunque todos tenemos más de 600 músculos en el cuerpo, solo unos pocos se desarrollan visiblemente, y esto depende de cómo los tratemos.
Imagina que estás frente a una puerta y te dispones a abrirla .
El proceso de crecimiento de los músculos comienza con un daño microscópico en las fibras musculares. Este daño es fundamental, ya que activa el sistema inmune para reparar el tejido dañado. A medida que las fibras musculares se reparan, se vuelven más grandes y más fuertes, adaptándose a los mayores desafíos que les imponemos. Este ciclo de daño y reparación es lo que permite que los músculos crezcan.
Sin embargo, no cualquier actividad genera este crecimiento. Las actividades cotidianas, como caminar o levantar objetos ligeros, no son suficientes para estimular la hipertrofia (el proceso de formación de nuevos músculos). Para que los músculos crezcan, deben ser desafiados con cargas más altas que las habituales, lo que genera el estrés necesario para activar la reparación muscular. Un tipo de contracción especialmente eficaz para este crecimiento es la contracción excéntrica, cuando el músculo se alarga bajo tensión.
Pero el estrés muscular por sí solo no es suficiente. La nutrición adecuada, especialmente el consumo de proteínas, es esencial para que el cuerpo repare y construya nuevo tejido muscular. Las proteínas proporcionan los aminoácidos necesarios para la creación de músculo. Además, las hormonas como la testosterona y el factor de crecimiento similar a la insulina desempeñan un papel crucial en el proceso de reparación y crecimiento. El descanso también es clave, ya que la mayor parte de la reparación ocurre mientras duermes.
Factores como la edad, el género y los genes influyen en cómo cada cuerpo responde a estos estímulos. Por ejemplo, los hombres jóvenes con niveles más altos de testosterona suelen tener una ventaja en la creación de músculo. También, algunas personas tienen una respuesta inmunológica más robusta al daño muscular, lo que les permite reparar sus fibras de manera más eficiente.