Aunque a veces lo asociamos con descanso, tranquilidad o incluso evasión, lo cierto es que el acto de dormir es más complejo y fascinante de lo que parece. Como nos plantea este relato, dormir y morir no son tan diferentes, al menos en el sentido de que ambos nos sumergen en una oscuridad profunda e inexplicable.
Nuestro viaje por el mundo del sueño comienza con una reflexión casi filosófica: ¿Por qué necesitamos dormir si nuestro cuerpo no se detiene por completo, sino que solo entra en otro tipo de actividad? En muchos sentidos, dormir es como un ensayo general para la muerte, un proceso en el que perdemos temporalmente nuestra conciencia de ser, desconectados de la realidad que conocemos.
¿Sabías que algunos animales, como los delfines, practican una "suspensión selectiva" de su conciencia para poder dormir sin ahogarse? En un universo tan vasto y sin sentido, el sueño podría ser nuestra forma de practicar la desconexión final.
La vida humana, en su frágil existencia, nos enfrenta al horror de nuestra propia mortalidad .
Sin embargo, en medio de estas preguntas existenciales, hay un consuelo: nuestra vida, aunque fugaz, es un regalo para ser aprovechado. Si todo careciera de sentido, aún así, cada día es una oportunidad única para experimentar la maravilla de estar vivos. En vez de temer la oscuridad, podemos encontrar belleza en la luz que aún existe mientras estamos despiertos.