Imagina la personalidad más peligrosa que puedes encontrar en los seres humanos. No se trata de una persona con una actitud agresiva de inmediato, ni de alguien que manifieste odio de manera evidente .
¿Qué hace que estas personas sean tan aterradoras? No es solo su falta de empatía ni su capacidad para mentir sin que se les note. Lo más inquietante es que disfrutan haciendo daño a los demás. Mientras muchos de nosotros sentimos angustia por el sufrimiento ajeno, los psicópatas perversos experimentan una gratificación al ver la desesperación de las personas a su alrededor. Y lo peor de todo es que, a menudo, nunca sabrás que estás frente a uno de ellos, porque han aprendido a esconder su verdadera naturaleza detrás de una fachada perfectamente adaptada a las normas sociales.
La psicopatía no es solo un trastorno, es una predisposición genética que, combinada con una mala epigenética (entorno, educación y vivencias personales), puede dar lugar a un ser profundamente dañino. Aunque no todos los psicópatas son asesinos o criminales, algunos llegan a ser figuras respetadas en la sociedad. Pero en el caso más extremo, como el del asesino en serie Richard Kuklinski, vemos cómo la falta de afecto en su infancia y la violencia de su entorno lo llevaron a convertirse en una persona capaz de matar sin el menor remordimiento.
Este tipo de personalidad no solo es aterradora, sino que es peligrosa, porque puede estar camuflada en la sociedad y actuar de manera completamente funcional, engañando a todos, incluso a los profesionales que intentan ayudarles. ¿Qué hace a estas personas tan letales? La combinación de un vacío emocional, un profundo narcisismo y una completa indiferencia por el sufrimiento ajeno.
Es importante que reconozcamos los signos de esta personalidad, no solo por nuestra seguridad, sino también por nuestra salud mental. La pregunta es: ¿cómo podemos identificar a estas personas antes de que nos causen daño? ¿Es posible que alguien con estas características cambie o, en su mayoría, es algo irreversible?