Imagina que tu cuerpo es un avatar, como en un videojuego, y que tú eres el encargado de controlarlo. Ahora, visualiza que otra conciencia va ante Dios y pide reemplazarte, argumentando que está seguro de que podría sacar más provecho de tu potencial.
En esta historia, Dios te da un ultimátum: tienes 90 días para demostrar que eres digno de administrar la obra maestra que te dio, tu cuerpo, tu vida .
¿El resultado? Al comprometerte a cuidar tu alimentación, mejorar tus hábitos y concentrarte en tu desarrollo, comienzas a ver cambios sorprendentes:
La verdad es que, muchas veces, no estamos usando ni el 40% de nuestra capacidad. Nos conformamos con poco cuando tenemos un potencial inmenso esperando ser desbloqueado. Este desafío de 3 meses no es solo un cuento, es un llamado a despertar, a ponerte las pilas y a empezar a trabajar en ti mismo.