El chavismo sigue adelante con su estrategia de la "nueva democracia" para Venezuela, en la que ha diseñado una decena de comicios a lo largo de este año para imponer la "legitimidad" de Nicolás Maduro como presidente de facto. El primer capítulo se ha conocido este lunes en Caracas con la convocatoria, realizada por el desaparecido Consejo Nacional Electoral (CNE), de elecciones parlamentarias, para gobernador y para asambleas regionales el 27 de abril cuando ni siquiera su página web, donde se muestran los resultados, funciona desde el pasado 28 de julio.

Aquel día, la revolución inventó un hackeo desde Macedonia para no revelar su clamorosa derrota electoral: las actas electorales confirmaron la victoria del opositor Edmundo González Urrutia por más de cuatro millones de votos de ventaja .

Una de las condiciones que impone el chavismo es que los participantes deben suscribir un documento comprometiéndose a aceptar los resultados. El chavismo ha protagonizado en un solo año los dos mayores fraudes electorales en la historia de América Latina, el ya conocido de las presidenciales y el del plebiscito sobre el Esequibo, territorio en disputa con Guyana, que sirvió como entrenamiento para el 28-J: sumaron ocho millones de votos en las urnas pese a que los centros electorales estuvieron desiertos durante todo el día.

"El CNE garantizará a las organizaciones con fines políticos, así como a los candidatos y candidatas que participarán, la mayor confiabilidad, transparencia y las auditorías correspondientes", aseguró con semblante serio el presidente del órgano electoral, Elvis Amoroso, uno de los funcionarios favoritos del presidente de facto.

La actual Asamblea Nacional (AN), presidida por Jorge Rodríguez, hermano de la vicepresidente Delcy y jefe negociador de Maduro, fue elegida en 2020 sin la participación de los partidos democráticos y con el rechazo internacional, más allá de los aliados históricos del chavismo.

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La estrategia del chavismo busca percutir en el seno de la oposición, pese a la posición clara que ya ha anticipado la líder democrática, María Corina Machado: "Hasta el resultado del 28-J, no procede participar en elecciones de ningún tipo. Ir a votar una y otra vez sin que se respeten los resultados no es defender el voto, es desvirtuarlo como medio de lucha democrática. Quien no respeta y no defiende el resultado del voto popular no tiene moral para pedir de nuevo el voto popular».

Al plan de Maduro se sumaron desde el primer día, sin rechistar, los diputados colaboracionistas, que han acompañado y acatado las órdenes del grupo parlamentario revolucionario en los cinco años de legislatura. A la cabeza de este grupúsculo, 22 diputados frente a los 253 del Gran Polo Patriótico del chavismo, se situó Timoteo Zambrano, el hombre de José Luis Rodríguez Zapatero en Caracas.

Pero en realidad lo que busca el Palacio de Miraflores es que los ultramoderados, como el gobernador Manuel Rosales y el ex candidato presidencial Henrique Capriles, participen en estas elecciones con la bandera de la no abstención.