He visto todos tus escritos llenos de rencor y enojo en los que cada palabra que escribes está cargada de odio y malas intenciones, te he visto decirles a todos que ya no te duele y que ya lo has superado, te he visto sonreír como si nada hubiera pasado, pero también he visto esa mirada llena de dolor que cargas a diario y se que por las noches aún lo lloras y eso no está mal. Tienes todo el derecho de sentirte deshecha, de tener el corazón roto, pero esta no es la forma de afrontarlo .
Enciérrate en tu cuarto con la música a todo volumen, siéntate en el piso con una cobija, relájate y piensa en todos esos bellos momentos que te dió, piensa en el increíble amor que le tenías y llora. Llora como nunca antes habías llorado, grítale todo lo que no hayas podido decirle, enójate, pégale a una que otra cosa si lo necesitas. Descárgate totalmente, saca todo aquello que has guardado en el fondo de ti y luego dale las gracias. Agradécele por todas las veces que tú corazón salto de emoción al verlo, por las sonrisas en tu rostro que llevaban su nombre, por las noches de apoyo incondicional, pero sobre todo, dale las gracias por haberte permitido sentir ese gran amor y luego despídete de él. No importa que después tengas que hacerlo de nuevo unas cuantas veces, en todas y cada una de ellas despídete como si fuera la última vez y un día, te prometo que lo será.