¿Las disculpas realmente sanan?
28 Ene, 2025
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A todos nos ha pasado, y lo peor es cuando esas disculpas no son más que un intento de suavizar lo irreparable. ¿Te suena familiar? A veces, las palabras "Perdón" o "Lo siento" se usan con tanta ligereza que terminan perdiendo todo su valor .

Pero ¿realmente sirven para sanar lo que se ha roto?

El hecho es que las disculpas no siempre valen nada. Esto se vuelve aún más claro cuando la persona que las ofrece no está dispuesta a cambiar su comportamiento o a asumir la responsabilidad de las consecuencias de sus actos. Las disculpas vacías, esas que vienen acompañadas de excusas o promesas que no se cumplen, son solo una forma de eludir el verdadero compromiso que se necesita para sanar una herida.

Pongamos un ejemplo: imagina que alguien te hace un daño evidente, un daño que sabían que podrían causar y, aún así, lo hicieron. En lugar de disculparse genuinamente, ofrecen una disculpa rápida para librarse de la culpa, pero no hacen nada para remediar la situación. ¿De qué sirve entonces esa disculpa? En realidad, las disculpas deberían ir acompañadas de acción: reparar el daño y compensar el perjuicio que se causó.

¿Has estado alguna vez en una relación en la que las disculpas se repiten una y otra vez sin que nunca haya un cambio real? Es frustrante, ¿verdad? Porque sabes que no se trata de un error aislado, sino de una acción consciente que, en lugar de remediarse, se justifica con la palabra "perdón" para seguir adelante como si nada hubiera pasado. Esto crea un círculo vicioso donde el perdón ya no tiene valor porque se convierte en una herramienta para que la otra persona se sienta mejor sin asumir ninguna responsabilidad.

En las relaciones, tanto de pareja como familiares o de amistad, lo importante no es solo decir "lo siento", sino demostrar que realmente se entiende el daño causado y que hay una voluntad real de cambiar. Si no hay esfuerzo por reparar lo roto o por compensar el dolor, la disculpa se convierte en un gesto vacío, que no sirve más que para liberar de culpa a quien la emite.

¿Qué hace que una disculpa sea genuina? Un verdadero pedido de perdón viene con acciones claras: cambiar el comportamiento que causó el daño, hacer el esfuerzo por enmendar lo que se rompió y mostrar una disposición a evitar que el daño se repita. Si la persona que te lastimó no está dispuesta a hacer esto, entonces las palabras no tienen peso. Las disculpas no deben ser solo palabras para sentirse bien, deben ser el comienzo de un proceso de reparación.

Lo que realmente importa es que las personas de tu vida no solo pidan perdón, sino que arreglen lo que hicieron y compensen por el sufrimiento que causaron. Sin estas dos fases, el perdón pierde su poder. Y aunque todos cometemos errores, es fundamental que aprendamos a ser responsables de nuestras acciones y no esperar que el otro olvide todo sin que haya un esfuerzo real por corregir lo ocurrido.

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