Imagina vivir para siempre: presenciar el paso de los siglos, sobrevivir a todos tus seres queridos y ver cómo el mundo evoluciona de formas que ni siquiera podrías imaginar. ¿Cómo se sentiría la inmortalidad? Para la mayoría de nosotros, es un concepto de juventud eterna y posibilidades ilimitadas, pero la realidad es mucho más compleja y, tal vez, devastadora de lo que podríamos imaginar.
Conoce a una mujer que parece tenerlo todo: juventud, belleza, amor y éxito .
A los 100 años, ha visto partir a los últimos de sus amigos de la infancia. La soledad empieza a instalarse. Es una celebridad, un icono de belleza atemporal, pero esta fama no le brinda una verdadera conexión. A medida que las décadas se convierten en siglos, observa cómo generaciones enteras de seres queridos mueren, y cada pérdida profundiza su sensación de aislamiento. Sin nadie con quien compartir su vida, se convierte en un vestigio del pasado, más un mito que una persona.
A los 350 años, ha tenido varias familias y tres queridos compañeros de vida han ido y venido. El peso de ver perecer a sus descendientes y seres queridos en un abrir y cerrar de ojos se vuelve insoportable. La vida ya no es un regalo—es una maldición. Su inmortalidad ya no es algo que agradecer, sino un recordatorio constante del paso interminable del tiempo.
Pero la inmortalidad no solo se trata de sufrimiento personal. El mundo que la rodea también está decayendo. El cambio climático, las crisis globales y el colapso de naciones crean un entorno duro e impredecible. Ella se convierte en una figura casi divina, con riqueza y conocimiento incomparables, intentando salvar a la humanidad a través de nuevos emprendimientos, creando una utopía, e incluso financiando avances científicos. Pasa siglos resolviendo los misterios más profundos del universo y creando tecnologías revolucionarias.
A los 500 años, está lista para dejar la Tierra atrás, embarcándose en una nueva aventura, explorando las estrellas y buscando comenzar de nuevo en un mundo desconocido. Llega a un nuevo planeta, pero las cosas no salen como había planeado. Su llegada altera todo, y se ve obligada a criar una nueva civilización en un mundo alienígena y hostil. A pesar de sus esfuerzos por crear un nuevo hogar, comienza a sentir cómo su edad vuelve a acecharla, una vez más.
Finalmente, a los 700 años, después de siglos buscando respuestas, siente paz. El mundo que dejó atrás ya no existe, y comienza de nuevo en un lugar donde el tiempo ya no importa. Se prepara para morir, no en desesperación, sino con una extraña sensación de cumplimiento. Al final, la inmortalidad no trae felicidad eterna: trae tristeza interminable y aislamiento, incluso mientras el mundo avanza sin ella.