Hay personas que viven con una extraña condición llamada prosopometamorfopsia (PMO), que transforma su percepción de los rostros en algo digno de una película de terror. Este fenómeno, aunque raro y poco conocido, nos revela lo fascinante y compleja que puede ser la mente humana.
Imagina esto: estás frente al espejo y lo que debería ser tu reflejo se convierte en un amasijo de formas irreconocibles; los ojos se derriten, las bocas se retuercen, y aparecen texturas que no deberían estar ahí .
¿Sabías que el famoso pintor Francis Bacon podría haber sufrido esta condición? Sus obras, que parecen abstracciones caóticas, podrían ser un reflejo fiel de cómo percibía el mundo. Bacon describía su percepción de las caras como algo en constante cambio, un desafío que intentó plasmar en su trabajo. Sus cuadros nos ofrecen una ventana a una mente donde los rostros reales son tan irreales como una obra de Picasso.
Aunque aún no se comprende completamente, se sabe que la PMO puede ser provocada por lesiones cerebrales, epilepsia, traumatismos, e incluso por el uso de sustancias como la ayahuasca. También hay quienes nacen con esta condición, sin saber que lo que ven no es lo que los demás perciben. Es posible que haya más personas con PMO de las que pensamos, simplemente porque lo han normalizado.
Si quieres experimentar algo similar, hay trucos visuales que puedes probar en casa. Uno de ellos consiste en mirar fijamente el centro de una pantalla mientras se proyectan rostros de personas famosas. Aunque estas caras son completamente normales, tu mente comenzará a percibirlas como monstruosas, un fenómeno similar a las alucinaciones descritas por pacientes con PMO.
Otro experimento implica sentarte frente a un espejo en penumbra y observar tu rostro durante unos minutos. Con el tiempo, tu mente puede comenzar a crear distorsiones: rasgos que se estiran, ojos que cambian de posición, o incluso la aparición de rostros ajenos. Este fenómeno, descrito por primera vez en 2011, demuestra cuán fácilmente nuestra percepción puede ser engañada.
Para las personas con PMO, estas experiencias no son trucos ni ilusiones, sino su día a día. Aunque puedan reconocer a quienes las rodean, las distorsiones hacen que sus interacciones sociales sean complejas y a menudo solitarias. Sin embargo, los avances en la investigación están abriendo puertas para comprender y tratar esta condición, mejorando la calidad de vida de quienes la padecen.