¿Por qué las ballenas azules no tienen cáncer?
Hace 3 días
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Si esto suena a un misterio, es porque lo es. Esta es una de las paradojas biológicas más intrigantes que los científicos aún intentan resolver: a pesar de ser animales enormes con miles de millones de células, las ballenas azules parecen inmunes al cáncer .

Pero, ¿cómo es esto posible cuando, a simple vista, la lógica diría lo contrario? Cuanto más grande es un organismo, más células tiene, y por lo tanto, más posibilidades de que alguna de ellas sufra una mutación y se vuelva cancerosa. Sin embargo, esto no sucede con las ballenas y otros animales grandes, lo que plantea una pregunta fundamental: ¿cómo lo hacen?

Para entenderlo, primero debemos explorar la naturaleza del cáncer. Las células de los seres vivos son como robots microscópicos que realizan innumerables tareas para mantener el cuerpo en funcionamiento. A través de una serie de reacciones químicas complejas, estas células se dividen, crecen y se reproducen. Pero, con el tiempo, pequeños errores en su ADN pueden acumularse, provocando que las células pierdan el control y se conviertan en células cancerígenas. En términos simples, cuanto más células tiene un organismo y más tiempo vive, mayor es la posibilidad de que algo salga mal.

Y es aquí donde entra en juego la paradoja de Peto. A pesar de las trillones de células de una ballena azul, no parecen desarrollar cáncer con la misma frecuencia que otros animales más pequeños, como los humanos o los ratones. Los científicos tienen dos teorías principales para explicar este fenómeno: la evolución y los hipertumores.

La primera teoría sugiere que, a medida que los animales evolucionaron para volverse más grandes, también desarrollaron mejores defensas contra el cáncer. Los animales más grandes tienen más "genes supresores de tumores", lo que significa que sus células requieren más mutaciones para desarrollar un cáncer. En otras palabras, no son inmunes al cáncer, pero son mucho más resistentes. Esto ha llevado a animales como los elefantes a tener un sistema de defensa mucho más fuerte frente a las células mutantes.

Por otro lado, está la teoría de los hipertumores. ¿Te imaginas que el cáncer pueda autodestruirse? En un tumor, las células cancerígenas se multiplican rápidamente, pero eventualmente, algunas de estas células mutan tanto que empiezan a "competir" con el resto del tumor por recursos como el oxígeno y los nutrientes. De esta manera, el tumor puede "morir de hambre" por las mismas células cancerígenas que lo formaron, lo que resulta en un fenómeno que podría proteger a los organismos más grandes de que el cáncer se apodere de ellos.

El misterio detrás de la paradoja de Peto aún no está completamente resuelto, pero los avances en este campo podrían ser la clave para desarrollar tratamientos más eficaces contra el cáncer. Comprender cómo los animales más grandes han logrado reducir la incidencia de cáncer podría llevarnos a nuevas terapias que, algún día, nos permitan superar esta enfermedad de una vez por todas. ¿Será este el camino hacia una cura definitiva para el cáncer? La ciencia sigue trabajando, y los resultados podrían cambiar nuestra forma de entender esta enfermedad letal.

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