Nunca fui la chica fácil de querer. Nunca quise serlo .
Aprendí temprano que la suavidad tiene un precio, y no estaba dispuesta a pagarlo. Soy la suma de todas mis cicatrices, pero también de todas las veces que me levanté sola, con las manos temblando y el orgullo intacto.
No me pidas ser menos de lo que soy. No me pidas que baje la voz o que me acomode en tu molde de lo que debería ser. Yo no vivo para encajar; vivo para romper, para arder, para construirme a mi manera. Si no puedes con mi fuego, no vengas a jugar con mis llamas.
He amado con los dientes apretados y odiado con el corazón lleno. He aprendido que no todo merece mi lucha y que no todos merecen mi amor. Pero aquí estoy: imperfecta, indomable, mía. Porque si algo sé es que mi piel lleva mi historia, y no la cambio por ninguna versión que otros quieran escribir.
No vine a este mundo a ser pequeña ni a pedir permiso. Vine a tomarlo, a dejar huella, a ser todo lo que dijeron que no podía ser. Y si a alguien le molesta, que cierre los ojos. Yo no pienso apagarme.