El Último Suspiro de un Amor Perdido
Hace 2 días
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Cada rincón de la ciudad parecía susurrar tu nombre, pero yo ya no te oía. Las calles por las que solíamos caminar juntos ahora estaban llenas de ecos vacíos, huellas borrosas de un amor que alguna vez fue vibrante, lleno de risas y promesas .

Lo que quedó fue la quietud, un silencio pesado que parecía calar cada día más profundo en mi pecho.


Recuerdo la primera vez que te vi. Era una tarde de otoño, el sol caía suavemente entre las hojas doradas, y tú estabas allí, como si el universo hubiera hecho una pausa solo para que nuestros ojos se encontraran. Era tan fácil enamorarse de ti. Tu risa, tu mirada intensa, la forma en que me hacías sentir como si todo fuera posible. Pero, ¿qué queda cuando lo posible se vuelve imposible?


El final no fue dramático, ni épico. Fue una despedida lenta, casi imperceptible, como cuando un río se desvanece entre las rocas sin hacer ruido. Tú comenzaste a alejarte poco a poco, y yo, tonta de mí, no supe cómo detenerte. Tal vez porque no sabía que ya no me querías, o tal vez porque el amor, como el viento, se va cuando menos lo esperas, llevándose consigo las promesas que nunca llegamos a cumplir.


Ahora, te has convertido en un recuerdo lejano. Como una melodía que solía ser la banda sonora de mi vida, pero que ya no puedo recordar con claridad. Algunas noches, cuando la oscuridad me envuelve, siento que todavía estás aquí, a mi lado, en algún rincón de mi mente. Pero al amanecer, todo vuelve a la normalidad. El espacio que dejaste a tu paso es solo eso: un vacío, una ausencia que intento llenar con todo lo que no eres, con todo lo que ya no quiero.


Lo curioso es que, aunque te has ido, sigo buscando rastros de ti en todo lo que veo. En el café de la esquina, en el cine que solíamos visitar, en la canción que alguna vez cantamos juntos. Pero ya no hay nada. Nada más que tu imagen desvaneciéndose entre las sombras, hasta quedar reducida a una memoria distorsionada, como una foto que se descompone con el tiempo.


A veces, me pregunto si alguna vez me recordaste como yo te recuerdo a ti. Pero eso no importa ya. La vida sigue, con o sin tus huellas, y yo intento avanzar, aunque cada paso se sienta más pesado que el anterior.


Tú, un recuerdo lejano, se ha convertido en la parte de mí que ya no sé si quiero recordar. Un capítulo cerrado, una historia que algún día olvidaré por completo, pero que hoy, todavía vive en las sombras de mis pensamientos.


Y, mientras la ciudad sigue adelante, yo también lo haré. Sin ti.

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