Cada día se me hace más difícil verte y no desmoronarme. El sol de la tarde entra por la ventana, pero no ilumina nada en mi corazón .

Nos conocimos en un momento perfecto. Tú, con esa sonrisa que desarmaba cualquier tristeza, y yo, alguien que pensaba que no había lugar para el amor. Pero ahí estabas, mostrándome que el amor podía ser más que un concepto lejano. Vivimos días y noches llenos de promesas, de sueños, de caricias sinceras. Pensé que nada podría separarnos. Pero la vida tiene una manera extraña de poner a prueba lo que creemos eterno.

No fue un solo momento, ni un solo error el que nos separó. Fue la acumulación de silencios no escuchados, de miradas que ya no se cruzaban, de caricias que se volvieron frías y palabras que ya no eran suficientes. Tú te alejaste lentamente, como si, sin darte cuenta, comenzaras a desaparecer de mi vida. Y aunque traté de aferrarme a lo que quedaba de nosotros, tú ya no estabas. La relación que una vez fue nuestro refugio se transformó en una guerra silenciosa donde los dos éramos prisioneros de lo que ya no éramos.

A veces, creo que aún te amo, pero a la vez, sé que lo que me queda no es amor, sino una sombra de lo que alguna vez fue. El amor que compartimos se desvaneció, y lo único que queda ahora es el vacío que dejas cuando ya no estás. Pero aquí estoy, sentado en mi habitación, observando la foto de aquel primer día en que nos conocimos. Sonrientes, ingenuos, sin saber que estábamos construyendo algo que, tarde o temprano, se caería.

"Olvidarte, mi última esperanza", me repito en voz baja. Es irónico, ¿verdad? Durante tanto tiempo te supe a ti como mi razón para seguir adelante, pero ahora, el único camino que me queda es olvidarte. Si pudiera borrar tu imagen de mi mente, si pudiera arrancar de raíz todo lo que me recuerda a ti, quizás, solo quizás, podría respirar nuevamente sin sentir el peso de tu ausencia.

Pero olvidarte no es sencillo. ¿Cómo se olvida a alguien que fue tan esencial en cada respiro, en cada latido? ¿Cómo dejo atrás una historia que me formó, que me enseñó tanto, aunque haya sido doloroso? Es como intentar borrar una huella dejada en la arena; por más que trate de borrar, siempre quedará algo, un rastro invisible.

Lo que no sabía, cuando te amaba, era que olvidarte sería lo único que me permitiría seguir viviendo. Es curioso cómo, a veces, la esperanza está en el olvido y no en la memoria. Pero, incluso ahora, en este proceso de despedida, sigo aferrándome a una última chispa de esperanza: que al olvidarte, pueda finalmente encontrarme a mí mismo. Porque, aunque el amor fue hermoso, lo más importante ahora es aprender a vivir sin ti.

Y aunque el camino sea incierto, sé que olvidarte será mi última esperanza para poder seguir adelante.