El Silencio que Dejó tu Adiós
Hace 2 días
Tiempo de lectura aprox. :
5 min.
0 votos

El reloj marcaba las tres de la mañana. La casa estaba en silencio, el tipo de silencio que pesa en el aire, que hace que los pensamientos retumben en la cabeza sin descanso .

Sofía se encontraba sentada en la cama, mirando la ventana, pero sin ver nada en particular. La luz de la luna filtraba a través de las cortinas, bañando la habitación en un resplandor pálido.


Hace meses que ya no era la misma. Había dejado de reír de la manera en que lo hacía antes, y su corazón, que alguna vez latió con fuerza por amor, ahora parecía apenas susurrar. El amor se había ido, o tal vez nunca había estado realmente allí. El tiempo había dejado su huella en la relación, y las palabras ya no eran suficientes para mantenerla a flote.


Recordaba el día en que todo cambió. Fue en un café de esquina, un lugar que solían frecuentar juntos, donde Daniel le dijo que ya no podía más, que las promesas que alguna vez le hizo se desvanecían en el aire como humo. "Te quiero", dijo, "pero no soy el mismo". Y ella, temerosa de enfrentarse a la verdad, había quedado en silencio, mirando los ojos de él, buscando en ellos una respuesta que nunca llegó.


El dolor no fue instantáneo. Fue como una quemadura lenta, que al principio no se siente, pero luego te consume. Las semanas pasaron y las conversaciones se volvieron más frías, más distantes. Las palabras se vaciaron de significado. Sofía ya no encontraba consuelo en los abrazos que antes le daban paz. Daniel, por su parte, comenzó a ausentarse más, como si su cuerpo estuviera presente pero su alma ya hubiera partido.


Una noche, cuando la soledad se hizo insostenible, Sofía se armó de valor y le pidió una última conversación. Se encontraron en su viejo lugar, el café de esquina, donde el aroma a café y la calidez del ambiente solían ser un refugio. Sin embargo, esa noche, todo parecía frío y distante.


"¿Por qué no podemos seguir?", preguntó Sofía, casi susurrando, temerosa de que cualquier palabra fuerte pudiera romper el frágil equilibrio que aún quedaba.


Daniel la miró a los ojos, pero en sus pupilas ya no había amor. Solo había tristeza y una resignación que dolía más que cualquier otro sentimiento. "Porque ya no hay nada que nos una, Sofía", dijo con voz quebrada, "Ya no sé quién eres, y tú ya no sabes quién soy yo".


Esas palabras se quedaron grabadas en su mente. La despedida fue más silenciosa de lo que había imaginado. No hubo lágrimas, no hubo gritos ni promesas de volver. Solo un adiós que resonó en el aire como un suspiro olvidado.


Volvió a su casa esa noche, con el corazón vacío y la cabeza llena de preguntas sin respuesta. Las semanas siguientes fueron un esfuerzo por seguir adelante, por aprender a vivir sin él. Sin embargo, lo más difícil no era la ausencia de Daniel, sino la falta de certezas. Su corazón estaba roto, pero en silencio, de una manera que nadie podía ver ni comprender. Nadie, excepto ella misma.


Cada rincón de su casa le recordaba a él. Cada canción que sonaba en la radio parecía contar su historia. Pero lo peor era el silencio, ese silencio que la rodeaba incluso cuando estaba rodeada de gente. Un silencio que gritaba sin hacer ruido.


El tiempo pasó, y aunque las heridas se fueron cerrando, las cicatrices seguían allí, invisibles pero presentes. Sofía aprendió a vivir con su dolor, a caminar sin sentir que su corazón se partía en mil pedazos. Pero el silencio seguía ahí, recordándole que algunos corazones se rompen de manera tan callada, tan profunda, que solo la persona que los lleva sabe lo que realmente significa perderse en ellos.


Así, Sofía aprendió que hay desamores que no se gritan, que no se lloran en voz alta. Hay desamores que se viven en silencio, y en ese silencio, los corazones rotos aprenden a sanar, aunque nunca lleguen a ser los mismos.


Y mientras la luna seguía brillando sobre su ventana, ella cerró los ojos, no para olvidar, sino para aprender a vivir con lo que quedaba: el eco de un amor que ya no era.

149 visitas
Valora la calidad de esta publicación
0 votos

Por favor, entra o regístrate para responder a esta publicación.

Publicaciones relacionadas
Adimvi es mejor en su app para Android e IOS.