Juana de Arco: La Doncella de Orléans que Desafió el Destino y Salvó a Francia
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Juana de Arco, conocida como "La Doncella de Orléans", fue una figura clave en la historia de Francia y un símbolo de valentía y determinación. Nació alrededor del 1412 en Domrémy, un pequeño pueblo en el noreste de Francia, en medio de la Guerra de los Cien Años, el conflicto entre Inglaterra y Francia por el trono francés.


Visiones y Misión Divina


A los 13 años, Juana comenzó a experimentar lo que ella describió como visiones y voces de santos, principalmente de San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita .

Estas voces le decían que debía ayudar al delfín Carlos (el futuro Carlos VII) a recuperar el trono de Francia y expulsar a los invasores ingleses. Aunque en un principio sus afirmaciones fueron tomadas como místicas o incluso delirantes, Juana fue persistente en su creencia de que su misión era divina.


El Camino hacia la Corte


A los 16 años, Juana se presentó en la corte de Carlos VII, quien inicialmente dudaba de ella. Sin embargo, convenció a varios líderes militares de que sus visiones eran legítimas y que Dios la había elegido para salvar Francia. Tras una serie de pruebas, se le permitió llevar un ejército a la ciudad de Orléans, que estaba sitiada por los ingleses.


La Batalla de Orléans


La intervención de Juana fue decisiva. En 1429, logró levantar el sitio de Orléans, una de las victorias más significativas de la Guerra de los Cien Años. Su presencia y liderazgo inspiraron a las tropas francesas, que comenzaron a ganar terreno en la guerra. Esta victoria no solo fortaleció el ánimo de los franceses, sino que también permitió que Carlos VII fuera coronado como rey de Francia en Reims, un paso crucial para consolidar su legitimidad y restaurar el poder de los monarcas franceses.


Captura y Juicio


A pesar de sus éxitos, la fortuna de Juana cambió rápidamente. En 1430, fue capturada por los borgoñones, aliados de los ingleses, durante un enfrentamiento en Compiègne. Fue entregada a los ingleses, quienes la sometieron a un juicio por herejía, brujería y otros cargos falsos, basados en sus visiones y su vestimenta masculina, algo inusual para una mujer de su tiempo. El juicio fue más político que religioso, ya que los ingleses deseaban desacreditarla y eliminar su influencia sobre el pueblo francés.


Muerte y Legado


Juana fue condenada a muerte y quemada en la hoguera el 30 de mayo de 1431, en Rouen, cuando tenía solo 19 años. Sin embargo, su legado no terminó con su muerte. En 1456, un juicio en el que se revisó su caso la absolvió de todos los cargos, reconociendo que había sido injustamente condenada.


En 1920, la Iglesia Católica la beatificó, y en 1929, fue canonizada como santa. Juana de Arco sigue siendo una figura venerada en Francia y un símbolo de coraje, fe y lucha por la justicia.


Su historia inspiró innumerables obras de arte, libros y películas. Fue una joven campesina que, guiada por su fe y convicción, cambió el curso de la historia de Francia, demostrando que incluso en los momentos más oscuros, una persona con determinación puede lograr grandes cosas.

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