Desde pequeña, Lucy se sintió atraída por la figura de Moloch, una deidad ancestral conocida por exigir sacrificios humanos, especialmente los de bebés. Lo que empezó como una curiosidad infantil se transformó en una peligrosa obsesión.
Lucy no solo estudió demonología, sino que dedicó su vida a una carrera que la acercara lo más posible a los bebés recién nacidos: la enfermería neonatal .
Su historia, que parece sacada de una novela de horror, es tan real como escalofriante. Lucy Lby mató a varios bebés a su cuidado, inyectándoles sustancias letales mientras los padres no estaban presentes, y los sacrificó en nombre de Moloch, un ser que, según ella, exigía vidas inocentes. Lo más aterrador de todo es que Lucy no actuaba sola; existían otros adoradores de Moloch, y se descubrió que mantenía contacto con personas de distintas partes del mundo, compartiendo la misma retorcida creencia.
Este caso, que comenzó con la muerte de bebés prematuros en un hospital británico, finalmente llevó a su arresto, donde Lucy, sin remordimiento, confesó sus crímenes y su devoción a la deidad que creía que la recompensaría. A pesar de su terrible maldad, el culto a Moloch sigue siendo un tema que sorprende y horroriza al mundo moderno.