¿Te has sentido alguna vez atrapado por la necesidad de ser perfecto en todo lo que haces? Ese impulso de siempre querer entregar lo mejor de ti mismo, pero a costa de perder el disfrute y el impulso inicial. Si es así, no estás solo .
Ahora, imagina otro escenario: la madre, en lugar de exigir perfección, le dice: "Hazlo lo mejor que puedas hoy, sin presionarte. Lo importante es que sigas practicando". De repente, el niño recupera su amor por el dibujo y lo disfruta nuevamente. No se preocupa por si su trabajo es perfecto, sino por la constancia y la pasión por mejorar cada día. Este es el poder de la regla del 70%.
La regla del 70% te invita a dejar de exigir casi perfección (ese 95% que tanto te cuesta alcanzar) y, en su lugar, aceptarlo con 70%: suficientemente bueno. Esto elimina la presión de la perfección y, en su lugar, te permite disfrutar del proceso y sentirte satisfecho con tu progreso. Dejar de luchar por la perfección te devuelve la pasión por lo que haces y te permite ser constante sin la carga de la frustración.
No te exijas tanto. Cuando te liberas de la necesidad de ser perfecto, abres la puerta a la creatividad, la productividad y la satisfacción. Al final, las personas que no temen cometer errores, que se enfocan en ser consistentes y en disfrutar de lo que hacen, logran mucho más éxito que quienes se quedan parados esperando alcanzar la perfección antes de dar el primer paso.
¿Estás listo para dejar de procrastinar? Deja de exigir tanto de ti mismo y empieza a aplicar la regla del 70%. Te sorprenderá cómo este simple cambio puede transformar no solo tu forma de trabajar, sino también tu felicidad.
Recuerda, no se trata de ser perfecto, se trata de hacerlo con corazón y constancia.
