El amor no se mide por el dolor que soportas
Hace 4 días
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¿Alguna vez te has preguntado por qué alguien se queda en una relación que claramente le está haciendo daño? Tal vez has escuchado historias de parejas donde los insultos, el control y hasta la violencia física son pan de cada día. Más aún, quizás has llegado a pensar: "Eso a mí nunca me pasaría" .

Pero, ¿es tan sencillo como parece?

En un mundo donde las redes sociales han normalizado exponer relaciones tóxicas en podcasts, videos o publicaciones, es fácil caer en el error de juzgar a quienes las sufren. Sin embargo, este problema tiene raíces más profundas, que van desde los traumas infantiles hasta las dinámicas sociales y culturales que nos moldean desde pequeños.

La trampa de la adicción emocional

Las relaciones tóxicas suelen compararse con una adicción, y no es para menos. Comienzan con un love bombing: una avalancha de cariño y atención que se siente como un sueño hecho realidad. Pero, poco a poco, emergen las señales de abuso: el control, los insultos, los celos desmedidos, y peor aún, la violencia.

El problema es que, al igual que un adicto busca la sensación de su primer "subidón", las víctimas de estas relaciones anhelan volver a sentir ese amor inicial. Aunque las explosiones de abuso se vuelven más intensas, las disculpas que vienen después refuerzan la dependencia. Esto genera un ciclo interminable donde salir parece imposible.

Raíces que se plantan en la infancia

¿Por qué alguien tolera el abuso? Muchas veces, la respuesta está en la niñez. Las heridas emocionales tempranas –como la falta de atención, el abandono emocional o las dinámicas familiares disfuncionales– moldean la percepción que las personas tienen sobre sí mismas y sobre el amor.

Un niño que crece sintiéndose ignorado o poco valioso puede internalizar la idea de que no merece más. Así, de adulto, confunde el amor con el sufrimiento, creyendo que el dolor es parte natural de las relaciones.

La influencia de una sociedad que romantiza el sufrimiento

Culturalmente, se nos ha enseñado que el amor verdadero se mide por cuánto estamos dispuestos a aguantar. Desde las telenovelas llenas de celos y traiciones hasta las canciones que glorifican el sufrimiento, el mensaje es claro: si duele, es porque amas.

Pero esta narrativa está dañando generaciones. El amor no debería ser una prueba de resistencia. Las relaciones saludables son tranquilas, respetuosas y, sobre todo, libres de violencia.

Rompiendo el ciclo: un llamado a la empatía

Es hora de dejar de culpar a las víctimas y de preguntarles "¿Por qué no te vas?". En lugar de eso, enfoquémonos en entender qué lleva a los abusadores a buscar control y poder. Y más importante aún, apoyemos a quienes tienen el valor de pedir ayuda.

Si estás cerca de alguien en una relación tóxica, recuerda: el aislamiento es su mayor enemigo. Sé esa mano amiga que les diga: "Estoy aquí para ti". Y si tú estás atravesando algo similar, busca ayuda, confía en tu valentía y empieza el camino hacia la libertad.

El amor no se mide por el dolor que soportas. Mereces algo mejor.

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