¿Alguna vez te has detenido a mirar tu reflejo y preguntarte si realmente estás satisfecho con tu vida? La pregunta parece sencilla, pero la respuesta no lo es. En un mundo donde las expectativas sociales nos bombardean constantemente, es fácil perderse en la idea de que necesitamos ser alguien más para estar completos .
Este pensamiento que te invita a cuestionar tu identidad es más común de lo que parece. ¿Te has preguntado alguna vez cómo serían tus decisiones si hubieras nacido con una vida diferente? Si tus circunstancias hubieran sido otras, ¿serías la misma persona hoy? Nos esforzamos por ser lo que creemos que se espera de nosotros: una versión exitosa, saludable, feliz. Pero, ¿realmente somos lo que mostramos al mundo?
Cuando nos vemos al espejo, no solo vemos una cara; vemos una historia, una trayectoria llena de decisiones que no siempre elegimos. Tu vida está marcada por un sinfín de factores fuera de tu control: el lugar donde naciste, el cuerpo que habitas, las oportunidades que se cruzaron en tu camino. Todo esto construye tu burbuja existencial. Pero a veces, esa burbuja puede sentirse como una cárcel, limitando lo que podemos ser y lo que podemos hacer.
Sin embargo, hay algo liberador en aceptar esta realidad. No se trata de rendirse ante la adversidad, sino de comprender que, aunque no podemos controlar todo lo que nos sucede, sí podemos controlar nuestra respuesta. La vida no siempre será justa ni fácil, pero lo que sí está bajo nuestro control es la manera en que nos enfrentamos a ella.
Al final, lo que importa no es la perfección del reflejo en el espejo, sino el camino que decides recorrer. El dolor, las frustraciones, las oportunidades perdidas, todo forma parte de lo que te ha convertido en quien eres hoy. No tienes que ser perfecto para ser válido. Ser tú mismo, con todo lo que eso implica, es lo único que te pertenece verdaderamente.
La vida no tiene que ser lo que esperas, pero puede ser lo que haces con lo que tienes. Así que, la próxima vez que te mires en el espejo, en lugar de juzgarte por lo que ves, pregúntate: ¿qué puedo aprender de esta persona que soy hoy? Porque la respuesta a si estás satisfecho con tu vida, en realidad, se encuentra en cómo te permites vivirla.