Hubo un tiempo en que los Oscars eran el evento del año. Brillantes estrellas del cine y la música se reunían para celebrar lo mejor del séptimo arte, y el mundo entero sintonizaba para disfrutar de momentos icónicos, desde selfies virales hasta discursos emotivos .
El declive de los Oscars es una mezcla de factores. Por un lado, los cambios en la ceremonia —desde presentadores desaparecidos hasta discursos cada vez más polarizadores— han generado descontento. Por otro, los movimientos sociales han puesto presión sobre la Academia para ser más inclusiva, pero el resultado ha sido divisivo. Mientras tanto, los estudios han aprendido a manipular el sistema con películas "Oscar bait" diseñadas específicamente para ganar, dejando de lado la autenticidad y la conexión con el público.
Y luego está la competencia. En un mundo donde el entretenimiento está al alcance de un clic, ¿quién quiere sentarse tres horas a ver una entrega de premios predecible? Ni siquiera momentos virales como el famoso bofetón de Will Smith o la contienda entre películas como Barbie y Oppenheimer han logrado frenar la apatía generalizada.
Pero no todo está perdido. Con nuevos presentadores como Conan O'Brien y un intento por retomar la conexión con el público, ¿podrán los Oscars recuperar su gloria perdida? ¿O estamos viendo el ocaso de lo que alguna vez fue el evento más esperado del año? ?