El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico que afecta el comportamiento de los niños, caracterizándose por tres áreas principales: falta de atención, hiperactividad e impulsividad.
Falta de atención: Los niños con TDAH a menudo tienen dificultades para concentrarse en tareas, especialmente aquellas que requieren esfuerzo sostenido. Pueden parecer distraídos, perder cosas con frecuencia, cometer errores por descuido y tener problemas para seguir instrucciones o completar tareas escolares .
Hiperactividad: Uno de los síntomas más evidentes del TDAH es la inquietud física. Los niños con TDAH suelen tener exceso de energía, lo que puede llevarlos a moverse constantemente, correr, saltar o hablar en exceso. A menudo tienen dificultades para quedarse quietos, especialmente en situaciones que requieren calma, como en la escuela o durante comidas familiares.
Impulsividad: Los niños con TDAH pueden actuar sin pensar en las consecuencias, lo que puede llevar a comportamientos impulsivos. Esto incluye interrumpir a los demás, no esperar su turno, hablar en momentos inapropiados, o tomar decisiones apresuradas que pueden ponerlos en situaciones problemáticas. La impulsividad también se puede manifestar en la toma de riesgos o en la dificultad para regular emociones intensas.
Dificultad para organizarse: Los niños con TDAH a menudo tienen problemas con la organización, ya sea en su espacio personal o en sus actividades. Pueden dejar sus cosas desordenadas, olvidar tareas escolares o perder materiales importantes como libros o cuadernos.
Baja tolerancia a la frustración: Los niños con TDAH pueden ser más sensibles a la frustración y tienen menos paciencia ante situaciones que requieren esfuerzo o tiempo. Esto puede llevar a berrinches, actitudes desafiantes o respuestas emocionales desproporcionadas.
Problemas en las relaciones sociales: Debido a su impulsividad y dificultad para tomar turnos o respetar normas sociales, los niños con TDAH a veces tienen dificultades para formar y mantener amistades. Pueden ser percibidos como intrusivos o desconsiderados por sus compañeros, lo que puede llevar a problemas de autoestima o aislamiento.
Es importante recordar que cada niño con TDAH es único, y los tratamientos y enfoques deben adaptarse a sus necesidades específicas. Con el apoyo adecuado, los niños con TDAH pueden aprender a gestionar su comportamiento y desarrollar habilidades para tener éxito en la escuela y en sus relaciones sociales.