En un giro inesperado de los eventos, los padres de Ethan Crumbley, un adolescente que cometió una masacre en su escuela, han sido sentenciados por la tragedia que su hijo causó. Un caso que ha dejado a toda una comunidad en shock y ha puesto en debate la responsabilidad de los padres en el comportamiento de sus hijos, especialmente cuando se presentan señales claras de advertencia.
El 27 de noviembre de 2021, James y Jennifer Crumbley decidieron regalarle a su hijo Ethan, de 15 años, una pistola, un acto que violaba la ley estatal de Michigan, que prohíbe la venta de armas a menores .
En los días siguientes, Ethan mostró comportamientos inquietantes. Fue visto mirando un video sobre un tiroteo escolar en su teléfono, y sus profesores descubrieron dibujos perturbadores en su cuaderno, donde se describían escenas de violencia extrema. A pesar de las alertas, los padres desestimaron la gravedad de la situación, considerando que todo era una broma o algo que no merecía atención. Incluso cuando se les sugirió que su hijo recibiera ayuda profesional, se negaron a actuar.
El lunes 29 de noviembre, Ethan desató una tragedia en su escuela. Armado con la pistola que sus padres le habían comprado, abrió fuego contra sus compañeros, dejando un saldo de cuatro muertos y varios heridos. Lo más impactante de todo fue que, al momento de su arresto, Ethan no mostró resistencia, como si estuviera consciente de lo que había hecho, pero sin remordimiento alguno.
Lo que vino después fue aún más desconcertante: los Crumbley, al enterarse de lo que su hijo había hecho, decidieron huir. Vacían su cuenta bancaria y abandonan su hogar, dejando atrás a su hijo y a la comunidad devastada. Fueron encontrados días después, en un estudio de Detroit, ocultos de la policía.
La justicia no tardó en actuar. Los fiscales acusaron a los padres de negligencia grave, argumentando que ignoraron las señales de alarma sobre la salud mental de su hijo. Ethan había mostrado síntomas de trastorno esquizoafectivo, pero sus padres no tomaron ninguna medida para ayudarlo. Además, la pistola que le dieron nunca estuvo asegurada, lo que permitió que Ethan la usara para llevar a cabo su ataque.
Este caso marcó un hito en la legislación de Michigan, pues fue el primero en el que los padres fueron considerados responsables de los actos de su hijo en un tiroteo escolar. A raíz de este trágico evento, se aprobó una nueva ley que obliga a los adultos a guardar sus armas de fuego de manera segura, fuera del alcance de los menores.
Hoy, los Crumbley enfrentan una condena de hasta 60 años de prisión por su negligencia. La historia de Ethan Crumbley es un recordatorio doloroso de lo que puede suceder cuando los padres no toman en serio las señales de advertencia de un hijo en crisis. ¿Hasta qué punto son responsables los padres de las acciones de sus hijos? Este caso sigue siendo un tema de debate, pero una cosa es clara: la negligencia en la crianza puede tener consecuencias devastadoras.