En un país tan hermético y aislado como Corea del Norte, la idea de que alguien pueda compartir su vida cotidiana en redes sociales parece casi imposible. Sin embargo, en los últimos años han aparecido cuentas de influencers que muestran un lado inesperado de este régimen totalitario .
La respuesta está en la propaganda. ?
Aunque el acceso a internet en Corea del Norte está estrictamente controlado, algunos privilegiados, como los miembros de la élite política, tienen la capacidad de gestionar cuentas en plataformas como TikTok. Estos videos, cuidadosamente curados, no solo buscan mostrar una visión positiva de la vida en Corea del Norte, sino que están diseñados para difundir una narrativa controlada por el régimen. Lo que no se menciona es la dura realidad que viven millones de norcoreanos, como el hambre y la represión, mientras que el resto del mundo sigue siendo testigo de una imagen manipulada del país.
¿Por qué este contenido tiene tanto impacto? ?
El fenómeno de los influencers norcoreanos no es solo una curiosidad. Está relacionado con una estrategia más amplia del régimen para influir en la opinión pública internacional y, especialmente, en los ciudadanos de Corea del Sur. A través de una propaganda sofisticada, el gobierno busca presentar una imagen idealizada de Corea del Norte, promoviendo la idea de que es un país fuerte, próspero y autosuficiente, contrario a lo que los medios occidentales suelen mostrar.
El experimento de la Tercera Ola: Una lección de manipulación. ?
Este fenómeno de control social no es nuevo. En 1967, un profesor de historia estadounidense, Ron Jones, realizó un experimento con sus estudiantes que demostró lo fácil que es manipular a las masas a través de la disciplina y la idea de pertenecer a una comunidad exclusiva. Los estudiantes, al igual que los norcoreanos, se dejaron llevar por la fuerza del grupo, adoptando una mentalidad colectiva que los llevó a un punto de no retorno. Este mismo principio se aplica en Corea del Norte, donde la falta de acceso a información y la constante manipulación ideológica han convertido a millones de personas en seguidores leales del régimen, sin cuestionar la realidad que viven.
La lección es clara: La propaganda puede ser tan poderosa que puede cambiar la forma en que una sociedad ve el mundo, creando una realidad alternativa que se perpetúa generación tras generación. El régimen de Corea del Norte ha logrado, con éxito, controlar la narrativa dentro y fuera del país, utilizando herramientas como las redes sociales para lavar su imagen y mantener el control sobre su población.