Hollywood es un universo de estrellas brillantes, pero no todas lucen igual tras bambalinas. Detrás de escenas, algunos actores llevan su fama a otro nivel: uno donde los conflictos, los desplantes y las actitudes difíciles eclipsan su talento .
Ganador de un Oscar por Gladiador, Crowe no es conocido solo por su talento. Su mal carácter le ganó una reputación compleja. Desde negarse a pronunciar líneas memorables en el set hasta lanzar un teléfono a un conserje en Nueva York, su temperamento salvaje ha dejado cicatrices en su carrera.
Héroe del cine de acción, Willis también fue un desafío en el set. Su actitud intimidante y poco colaborativa sacó de quicio a directores como Kevin Smith, quien lo describió como "el actor más amargado y menos humilde" con quien había trabajado.
En los 2000, Heigl rozó la cima, pero sus constantes críticas a los guiones y su carácter intratable la relegaron. Incluso en los sets de grandes producciones, exigía cambios a su gusto, lo que terminó apagando su luz en Hollywood.
Ícono de Saturday Night Live y las comedias de los 80, Chase acumuló enemigos con su humor ofensivo y su arrogancia. Desde comentarios racistas hasta peleas en el set, su legado quedó manchado por su difícil personalidad.
Adorado por el público, Murray es una figura compleja. Desde lanzar un cenicero a un compañero de reparto hasta comentarios inapropiados que terminaron en investigaciones, su excentricidad a menudo eclipsa su genio actoral.
Con papeles icónicos en Bonnie and Clyde y Barrio Chino, su perfeccionismo se transformaba en tiranía. Desde maltratar asistentes hasta lanzar un vaso de orina a un director, Dunaway es el epítome de la estrella difícil.
Su talento indiscutible no compensa su personalidad. Desde conflictos en sets hasta comportamientos extremos como evitar bañarse durante rodajes, LaBeouf ha sido una figura polarizadora tanto dentro como fuera de las cámaras.
Entre críticas a compañeras de reparto y actitudes divinas en los sets, JLo ha construido una reputación de ser intratable. Su perfección en pantalla contrasta con historias que la describen como distante y exigente.
En los 80, Rourke dominaba el cine, pero su comportamiento errático y su vida descontrolada lo llevaron al borde del olvido. A pesar de un resurgimiento con The Wrestler, sigue siendo recordado por sus excesos y desplantes.
Con películas como Top Gun y Batman eternamente, Kilmer se ganó la fama de ser insoportable. Desde conflictos con directores hasta apagar un cigarrillo en la cara de un camarógrafo, su actitud destruyó su carrera antes de tiempo.