El Día en Que Decidí Amar Mi Propia Belleza??
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Cuando era niña, me decían que tenía una sonrisa bonita, pero mis ojos no eran "lo suficientemente grandes". Más tarde, alguien mencionó que mi cabello debería ser más liso, que mi piel debería ser más clara, que mi cuerpo debería ajustarse a ciertas proporciones .

Sin darme cuenta, fui acumulando esas opiniones como si fueran verdades absolutas. Durante años, creí que la belleza era una meta que debía alcanzar, algo que existía fuera de mí.


A los 23 años, me encontré en un espejo, mirándome con dureza. No era capaz de reconocerme sin criticarme: mi nariz, mis piernas, mis manos. Me di cuenta de que mi autoestima dependía de cómo otros me percibían. ¿Era atractiva según sus estándares? ¿Me aceptaban? Y, lo más doloroso, me di cuenta de que yo misma no me aceptaba.


Esa noche decidí cambiar. Sabía que no sería fácil, pero estaba cansada de vivir bajo las reglas de los demás. Me pregunté: ¿qué pasaría si mi belleza no dependiera de un molde? ¿Qué pasaría si fuera suficiente tal como soy?


El primer paso fue dejar de consumir contenido que alimentara mi inseguridad. Dejé de seguir cuentas en redes sociales que mostraban "cuerpos perfectos" y me centré en aquellas que celebraban la diversidad. Empecé a leer sobre el impacto de los estándares de belleza y descubrí que muchas de las cosas que había considerado "defectos" eran, en realidad, lo que me hacía única.


El segundo paso fue observarme con amabilidad. Todas las mañanas, me obligaba a mirar al espejo y encontrar algo positivo en mí. Al principio, era difícil. Solo podía decir cosas como: "Me gustan mis pestañas" o "Hoy mi piel se ve bien". Pero con el tiempo, aprendí a ver más allá de lo superficial. Aprendí a valorar mi sonrisa, no por cómo se veía, sino porque reflejaba mi alegría. Aprendí a apreciar mis manos, porque con ellas creaba y cuidaba.


Un día, decidí salir sin maquillaje. Fue un acto pequeño, pero significativo. Caminé por la calle sintiéndome expuesta, pero libre. Nadie me miró diferente. Me di cuenta de que muchas de mis inseguridades solo existían en mi mente. Ese día entendí que la belleza no era un estándar, sino una actitud. Era la forma en que me trataba a mí misma, la confianza con la que caminaba, el amor con el que hablaba.


Comencé a redefinir mi belleza en términos propios. Para mí, la belleza era mi risa fuerte, mi pasión por aprender, mi capacidad de amar y perdonar. Era el hecho de que podía mirar al pasado, con todas sus heridas, y seguir adelante.


Hoy, cuando me miro en el espejo, veo más que una imagen. Veo a una mujer que ha aprendido a amarse, no porque sea perfecta, sino porque es auténtica. Redefinir mi belleza no fue solo un acto de resistencia, fue un acto de amor.


Aprendí que la verdadera belleza no se encuentra en los rasgos físicos ni en la aprobación de los demás. Se encuentra en la forma en que vivimos, en cómo tratamos a los demás, y, sobre todo, en cómo nos tratamos a nosotros mismos.

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ash.__.lyyy 0 puntos Hace 1 día ash.__.lyyy 0 puntos
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lindoo
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