Sin Filtros: El Viaje Hacia el Amor Propio Incondicional??
Hace 1 día
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En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una joven llamada Isabela. Desde muy niña, había aprendido a complacer a los demás, a encajar en los moldes que otros habían creado para ella .

Siempre fue la amiga que escuchaba, la hija que obedecía, la estudiante que sacaba buenas notas. Pero, en su interior, algo no encajaba. Aunque se sentía apreciada, nunca había aprendido a valorarse a sí misma de manera incondicional.

Un día, al regresar de la escuela, encontró un antiguo cuaderno de su abuela en su habitación. La portada estaba gastada por el tiempo, y las páginas llenas de palabras escritas con una caligrafía cuidada. Comenzó a leerlo y descubrió que era un diario en el que su abuela había documentado sus pensamientos y sentimientos a lo largo de los años. Entre las páginas, encontró un mensaje que resonó profundamente en ella: "El arte de quererse sin condiciones es un proceso que empieza por aceptarse a uno mismo tal como se es, sin esperar la aprobación de nadie más."

Isabela cerró el cuaderno, pensativa. ¿Cómo sería su vida si pudiera amarse de esa manera? Sin esperar a que los demás la validaran o aprobaran sus decisiones, simplemente aceptándose tal como era, con sus virtudes y defectos. Decidió emprender ese viaje de autodescubrimiento.

Los días siguientes fueron desafiantes. Al principio, le costaba dejar de compararse con las demás personas. En las reuniones familiares, sentía la presión de ser perfecta. En el trabajo, intentaba adaptarse a las expectativas de su jefe, sin atreverse a mostrar sus propias ideas. Pero, poco a poco, comenzó a cambiar. Empezó a decir "no" cuando algo no resonaba con ella, a tomar decisiones que la hacían sentir bien, aunque no fueran populares.

Cada vez que se miraba al espejo, en lugar de enfocarse en lo que no le gustaba de sí misma, comenzaba a buscar aquello que sí amaba. Su risa contagiante, la forma en que iluminaba una habitación con su presencia, su capacidad para ser empática con los demás. Empezó a entender que su valor no dependía de los demás, sino de su propia aceptación.

Un día, después de una reunión de trabajo en la que había defendido una idea que nadie más apoyaba, sintió una extraña paz. Aunque no había sido aprobada por todos, no le importaba tanto como antes. Sabía que había hablado desde su verdad, y eso era lo que realmente importaba. Al llegar a casa, se miró al espejo y sonrió. Por primera vez en mucho tiempo, se vio sin juicio, sin críticas internas. Se vio tal como era, con todo y sus imperfecciones, y se amó.

El tiempo pasó, y Isabela se convirtió en un ejemplo para quienes la rodeaban. Sus amigos, su familia, incluso sus compañeros de trabajo, notaron el cambio en ella. Ya no era la misma joven que se perdía buscando la aprobación ajena. Ahora, Isabela era alguien que caminaba con confianza, que se amaba sin condiciones, que entendía que su valía no dependía de ser perfecta, sino de ser auténtica.









Al final, comprendió que el arte de quererse sin condiciones no era un destino, sino un proceso constante. Cada día, al despertar, elegía amarse, aceptarse y ser fiel a sí misma. Y, al hacerlo, descubrió que, cuando uno se ama verdaderamente, el mundo a su alrededor también comienza a reflejar ese amor.

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