Nuestra mente parece estar programada para ver lo peor de las situaciones, nos centramos en lo que puede salir mal, anticipamos obstáculos y nos enfocamos en las dificultades que enfrentaremos. Este patrón de pensamiento puede ser agotador y, a veces, nos llena de miedo y ansiedad .
Recientemente me hizo reflexionar una conversación con alguien que se sentía frustrada por siempre enfocarse en lo negativo. Al principio, lo veía como una especie de crítica hacia sí misma, como si fuera algo malo o erróneo. Pero pronto me di cuenta de que, en realidad, nuestra mente está intentando protegernos. Cuando pensamos en lo peor, nuestro cerebro está intentando anticipar los peligros, buscando prepararnos para cualquier sorpresa desagradable. Es una forma de defensa, un mecanismo automático para evitar que lo inesperado nos golpee demasiado fuerte.
Sin embargo, aquí es donde empieza el verdadero reto: vivimos en piloto automático. No solemos cuestionar esos pensamientos negativos. Simplemente surgen y los aceptamos como parte de nuestra realidad, sin reflexionar sobre ellos. Y lo que olvidamos es que, en la mayoría de los casos, esos escenarios catastróficos que imaginamos no son más que construcciones de nuestra mente.
Entonces, ¿qué pasaría si en lugar de preguntarnos “¿qué es lo peor que puede pasar?” nos desafiáramos a preguntar “¿qué es lo mejor que puede pasar?”. Al cambiar nuestra perspectiva, podríamos empezar a ver las oportunidades en lugar de los obstáculos. En lugar de centrarnos en lo que nos drena, podríamos poner nuestra energía en todo lo que podría salir bien.
Es cierto que siempre existe la posibilidad de que las cosas no salgan como esperamos, que cometamos errores o que nos caigamos en el camino. Pero también es cierto que hay una posibilidad mucho mayor de que todo salga bien, de que estemos avanzando en la dirección correcta, incluso si no lo vemos de inmediato. Si cambiamos nuestra forma de ver las cosas, empezamos a darle espacio a la luz que se cuela a través de la oscuridad, en lugar de quedarnos atrapados en los pensamientos sombríos.
La próxima vez que te encuentres atrapado en un pensamiento negativo, recuerda que esos escenarios no son tan reales como parecen. Respira, suelta esa angustia, y permite que tu mente explore nuevas posibilidades. Y si alguna vez el peor escenario se hace realidad, recuerda que también tienes la fortaleza para enfrentarlo. Al final del día, todo estará bien.