Para el Dragón Negro

Ahora finalmente vas en camino, siempre te pareció raro y sabías que a todos los demás también pero todo el tiempo habías creído que eras simplemente diferente, así como el resto.
Este mundo está habitado por seres diferentes entre si, y sí hay personas bonitas y feas y listas y tontas y antipáticas y agradables, tal vez tus diferencias no fueran tan graves.
Pero aún así tratando de lavarte el cerebro y querer pensar que todo era normal, nunca te sentiste como hubieras querido .
A ti y a casi todos los que te conocían les extrañaban tus noches, tu ventana abierta sin importar el frío que hiciera y tu eterno mirar al cielo, a las estrellas, cada vez volviendo a contarlas, y aunque todo el mundo afirmaba que era imposible contar las estrellas, Tú sabias que tal vez nadie pudiera hacerlo pero tú sí.
Y eso que los demás no conocían, aquello que pasaba dentro de ti en esas noches, siempre la nostalgia siempre el querer alcanzar alguna de esas estrellas, y aunque tu sabías lo que sentías no eras tampoco capaz de comprenderlo, que tal vez lo que pasaba es que ibas a ser astronauta como dijo alguna vez la psicóloga de la escuela.
-No! No lo creo-
Dijiste tú, con tristeza y solo fue para contradecirla, porque sí pensaste alguna vez en ser astronauta pero solo por llegar a tocar alguna de esas estrellas, incluso cuando fuiste muy chiquito pensaste en las alas e intentaste hacerlas con papel y engrudo como te habían enseñado a ser una piñata.
Todavía sientes coraje al acordarte del golpe que te diste, no por el dolor del golpe, sino por lo que significaba, habías fracasado a tus 6 años habías fracasado y entonces sentiste rabia de pensar que tal vez nunca llegarías a alcanzar alguna de esas estrellas.
Ahora finalmente vas en camino y no sabes qué pensar, mejor te acuestas en el asiento y piensas en esa historia que te contó tu mamá…
Llegaste a nuestras vidas cuando ya eramos muy grandes y entonces habíamos perdido la esperanza de tener un bebé, fue la famosa noche del cometa cuando todos emocionados salen a atiborrar las calles para verlo, tu padre y yo también hasta que solo quedo el silencio de la noche y permanecimos ahí solos como siempre, entonces aterrizó una nave en lo que todo el mundo creyó que era un cometa, ahí apareció tu verdadero padre contigo en brazos. Nos dijo que la guerra había comenzado en tu planeta.
-Las guerras allá duran mucho tiempo, años para ser exactos y mi hijo no puede morir allá, porque sí ganamos la guerra él tendrá que volver a gobernar.

Nos preguntó si podíamos tenerte, cuidarte y protegerte hasta que la guerra terminara y tantas eran nuestras ganas de tener un bebé que sin consultarlo sin siquiera preguntarnos el uno al otro te recibimos, esperábamos que todo fuera un invento, que simplemente había alguien en este mundo que no podía tenerte y había inventando toda esa historia.

Desde el primer momento nosotros te quisimos y te amamos con toda nuestra alma pero poco a poco y conforme crecías fuimos notando que en realidad sí eras diferente, muy diferente y desde entonces morimos de angustia de saber que un día, tal vez el menos imaginado alguien se presentara para arrancarte de nuestra vida y ese día tan temido ha llegado, tal vez por eso llegaste a sentirnos fríos y distantes pero no fue porque no te amaramos, si no porque no queríamos que tu sintieras este dolor que nosotros los humanos sentimos.

Ahora ha llegado el momento y Tú tienes que partir, tienes que ser el rey de tu planeta y gobernar a toda esa multitud que te esta esperando, sabemos que te estamos perdiendo pero tienes que tener claro que aquí siempre estarán tus papas terrestres y siempre te recibiremos con las puertas abiertas.

Tu mamá terrestre te obsequia un beso en la mejilla tu papá terrestre un gran abrazo, te despides de ellos, cargas una caja pequeña con varias cosas que te dejaron llevar como recuerdo y aunque tú no sabes lo que sientes sabes que te duele, que por primera vez piensas que es mejor quedarte en la tierra y seguir viviendo tu vida de terrestre a irte a tu nueva vida, a tu verdadera esencia, el conductor de la nave te señala que ya tienes que subir pues ya es hora de partir. Tú no quieres pero sabes que tienes que hacerlo, que todos te están esperando y que quizá también ahí esté tu verdadera madre.

De repente un fuerte golpe te despierta y sabes que van a aterrizar, no entiendes muy bien el idioma que están hablando, te das cuenta de lo difícil que será tu nueva vida.
Sales de la nave y ves que todo está destruido, era de suponerse la guerra acaba de terminar, ahora tú serás quien dará paz y arreglará todo el planeta. Ves a toda la multitud asustada parados frente al gran castillo, te das cuenta que es tu casa, era obvio pues tu eres un rey y todos ellos dependen de ti, te conducen hasta una grande y bonita habitación entonces ahí la ves… es ella, sabes que es tu mamá, intentas no temblar, no sabes qué le vas a decir, no sabes si podrás entender pues hablan diferente y al llegar a ella, ella te recibe con un fuerte abrazo y un beso, ves sus grandes y hermosos ojos verdes, no sabías cuanto la quieres hasta que la abrazas.

-Bienvenido a tu casa hijo mio.

Te sorprende oírla hablar tu idioma, te explica que lo ha aprendido porque ella sabía que ibas a regresar y ese día ha llegado. Te anima a salir a la explanada y hablarle a los tuyos, a darles ánimos y a que conozcan al nuevo rey.
Terminando de ahí tu mamá te muestra lo que es tu habitación, no tienes ganas de hablar, le dices que el viaje ha sido muy largo y quieres descansar para así mañana hacer lo que te corresponde, ella accede y te deja solo en tu grande y solitaria habitación. Tú casi sin darte cuenta buscas la ventana y te quedas ahí toda la noche mirando las estrellas.