Elena y Marco siempre habían sido rivales. Desde pequeños, sus familias competían en todo: desde los negocios hasta el fútbol local .
Sin embargo, todo cambió una tarde lluviosa cuando ambos llegaron tarde a una competencia de negocios en la ciudad. A causa del mal tiempo, el evento se retrasó, y los organizadores decidieron organizar una actividad de equipo para romper el hielo: una carrera de obstáculos.
Elena miró a Marco con desdén. “No voy a dejar que me ganes, como siempre”, le dijo, sonriendo con arrogancia.
Marco se encogió de hombros. “No será tan fácil como parece, Elena. Prepárate para perder.”
Lo que comenzó como una competencia animada, con palabras cortantes y miradas desafiantes, pronto se convirtió en algo inesperado. Mientras atravesaban el laberinto de obstáculos, una pierna de Elena se torció, y ella cayó al suelo con un grito de dolor. Marco, aunque sorprendido, no dudó en acercarse y ofrecerle su mano.
“Te dije que no sería fácil”, dijo, ayudándola a levantarse.
Elena lo miró desconcertada. No entendía por qué lo había hecho. Después de todo, no eran amigos ni mucho menos aliados. Pero en ese momento, algo cambió. Al cruzar la meta juntos, agotados pero con sonrisas de triunfo compartidas, se dieron cuenta de que su rivalidad no era más que una fachada. Habían sido tan concentrados en competir que no se habían dado cuenta de lo que realmente sentían.
Esa noche, cuando las luces del evento se apagaron y todos comenzaron a irse, Marco se acercó a Elena, su mirada más suave que nunca.
“Creo que hemos estado demasiado ocupados peleando para darnos cuenta de lo que realmente importa”, dijo, y por primera vez en mucho tiempo, su voz era sincera.
Elena asintió, su corazón latiendo con fuerza. "Quizás esta vez ganemos juntos."
Lo que empezó como una simple rivalidad entre dos mundos opuestos, se transformó en algo mucho más profundo: una conexión que, aunque inesperada, era real.
Desde entonces, Elena y Marco ya no fueron rivales. Descubrieron que, a veces, los corazones se enfrentan para encontrar lo que realmente necesitan: alguien con quien compartir la victoria, pero también la caída.
