De la confrontación al deseo: El giro inesperado del odio✨?
Hace 3 días
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El sonido de las teclas en la sala de juntas era ensordecedor. Andrea miraba con atención la presentación de su compañero, Tomás, quien hablaba con una seguridad que la ponía de los nervios .

Ambos habían sido asignados al mismo proyecto, y aunque al principio Andrea había intentado mantener la profesionalidad, pronto se dio cuenta de que la relación con él no iba a ser nada fácil. Tomás era arrogante, siempre creyendo que su forma de hacer las cosas era la única correcta. Y, para colmo, no paraba de desestimar sus ideas.

"¿En serio crees que eso va a funcionar?" Tomás le preguntó con una sonrisa que no ocultaba su desdén, mientras ella le explicaba su propuesta. "Parece más bien un intento desesperado de algo que no sabes cómo manejar."

La sangre de Andrea hirvió. "Si te tomas el tiempo para escuchar, tal vez entenderías que lo que propongo tiene fundamento", respondió, sin poder contenerse.

A partir de ese momento, las discusiones entre ellos se hicieron una constante. Cada reunión, cada decisión, se convertía en un campo de batalla. Andrea lo odiaba, y, aunque trataba de ser profesional, cada vez que Tomás hablaba o la interrumpía, sentía una furia que solo crecía.

Pero algo en su interior comenzó a cambiar. En cada enfrentamiento, Andrea notaba algo en Tomás que no había visto antes. La forma en que su mandíbula se tensaba cuando argumentaba, la pasión con la que defendía sus puntos de vista, su dedicación al proyecto… Era evidente que, debajo de la arrogancia, había algo más. Algo que la fascinaba.

Un día, después de una reunión particularmente tensa, Andrea salió al pasillo para tomar aire. El proyecto no avanzaba como esperaban, y ella estaba al borde del agotamiento. Justo en ese momento, Tomás apareció a su lado.

"¿Estás bien?", preguntó, con una suavidad en su voz que la sorprendió. "Pareces… molesta."

"¿Molesta? ¡Claro que estoy molesta!" Andrea respondió sin pensarlo. "¿Sabes lo difícil que es trabajar con alguien que no respeta ni una sola idea que no sea suya?"

Tomás la miró fijamente, y por un momento, el aire entre ellos se cargó de tensión. Sus ojos se encontraron, y Andrea sintió cómo su corazón latía más rápido de lo normal.

"Lo siento", dijo él de repente, rompiendo el silencio. "A veces me dejo llevar por mi orgullo. No quería que todo esto fuera tan difícil."

Andrea no sabía qué decir. Por un momento, sus diferencias parecían desvanecerse. Tomás, el hombre que había odiado tanto, ahora la miraba con una sinceridad que nunca había esperado. Un suspiro escapó de sus labios, y en ese instante, algo cambió.

El tiempo pareció detenerse, y antes de que pudiera reaccionar, Tomás se acercó más, sus rostros tan cerca que podía sentir su aliento. Fue un movimiento impulsivo, casi sin pensarlo. Sus labios se encontraron en un beso inesperado. La furia, la frustración, todo se desvaneció en un instante. En su lugar, había una intensidad, una electricidad que lo envolvía todo.

Andrea se apartó rápidamente, con la respiración entrecortada. "¿Qué… qué fue eso?"

Tomás la miró, con los ojos brillando de una mezcla de sorpresa y deseo. "No lo sé. Pero… creo que me equivoqué sobre muchas cosas."

El odio que había sentido por él se transformó en una sensación nueva y desconocida. Algo más profundo. Y por primera vez, Andrea vio a Tomás no como un enemigo, sino como alguien completamente diferente. Lo que había comenzado como un enfrentamiento constante, ahora se convertía en algo inesperado, algo que ninguno de los dos sabía cómo manejar.

A partir de ese momento, las discusiones ya no fueron lo mismo. Cada encuentro entre ellos se convirtió en una danza silenciosa, cargada de tensión y deseo. Lo que había comenzado con un odio palpable se fue transformando en una atracción irresistible. El proyecto que los unía ya no era su único enfoque; sus corazones se entrelazaban de formas inesperadas.

Cuando al fin terminaron el proyecto con éxito, no fue solo el trabajo lo que celebraron, sino lo que había crecido entre ellos. Tomás, el hombre que había sido su rival, se convirtió en algo mucho más importante en su vida. La pasión, nacida de un odio tan profundo, los había unido de una manera que ninguno de los dos habría imaginado.



















Y así, en medio de discusiones y rivalidades, Andrea y Tomás descubrieron que, a veces, el odio puede ser solo el primer paso hacia algo mucho más grande: el amor.

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