El caos y el orden: Cuando los opuestos se atraen?✨
Hace 1 día
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Clara nunca imaginó que su último año en la universidad sería tan complicado. Siempre había sido una persona tranquila, organizada y un tanto introvertida .

Le encantaba tener su rutina, estudiar con antelación y mantener un perfil bajo. Pero en el último semestre, le asignaron un compañero de proyecto que no podía ser más diferente: Marco.

Marco era extrovertido, impulsivo y un alma libre. Siempre llegaba tarde a las clases, se saltaba las reglas cuando podía, y parecía vivir en un mundo paralelo donde las responsabilidades eran solo sugerencias. Clara se sintió abrumada solo con la idea de trabajar con él. Pensó que sería el peor proyecto de su vida.

El primer día que se encontraron para discutir el tema del proyecto, Clara trató de imponer un enfoque meticuloso. Tenía claro lo que debían hacer, cómo organizarse y cuándo entregar cada parte. Marco, sin embargo, sólo se rió y sugirió cambiar todo el plan, añadiendo su toque de creatividad y caos. "¿Por qué no dejamos que las ideas fluyan de manera más orgánica?", dijo, como si ese fuera el plan perfecto.

Clara frunció el ceño. Para ella, la organización era clave. Pero al ver la actitud relajada de Marco, no pudo evitar sentir una mezcla de frustración y fascinación. Sus diferencias parecían insalvables, pero algo en su manera de ver la vida la hacía cuestionarse si tal vez estaba siendo demasiado rígida.

A lo largo de las semanas, sus discusiones se convirtieron en algo más. Al principio, sus conversaciones giraban en torno a la asignatura, pero pronto comenzaron a compartir historias personales, hablar de sueños y temores, de momentos difíciles de sus vidas. Clara descubrió que Marco, detrás de su fachada despreocupada, tenía una profunda pasión por el arte y un deseo genuino de vivir sin limitaciones. Marco, por su parte, empezó a admirar la dedicación y la seriedad de Clara, dándose cuenta de que su enfoque ordenado también tenía un valor que él había pasado por alto.

A pesar de sus diferencias, trabajaron juntos, equilibrando el caos de Marco con la disciplina de Clara. A medida que avanzaba el proyecto, la tensión entre ellos se transformaba lentamente en algo más. Las miradas que antes eran desafiantes se convirtieron en sonrisas cómplices, y las bromas comenzaron a tener un toque de cariño.

Un día, después de una larga jornada de trabajo, Clara se dio cuenta de que ya no veía a Marco como su opuesto. Lo veía como alguien que completaba sus debilidades con su desorden creativo, alguien que le enseñaba a soltarse y disfrutar de la vida sin preocuparse tanto por el futuro. Marco, por su parte, empezó a ver en Clara una fuente de estabilidad, alguien que lo hacía sentir que había algo más allá de la aventura y el caos.

Finalmente, en la noche antes de la entrega del proyecto, Clara se encontró mirando a Marco, quien estaba con una mirada pensativa mientras organizaba algunos papeles. Sin poder evitarlo, se acercó y, en un impulso, lo besó. Marco la miró sorprendido, pero luego, sin decir palabra, respondió al beso, sellando lo que ya no era solo una colaboración académica, sino el inicio de algo mucho más profundo.

"¿Quién diría que los opuestos se atraen?", murmuró Clara cuando finalmente se separaron.

Marco sonrió. "A veces, los mejores proyectos no siguen un plan."












En ese momento, Clara entendió que el caos y la organización no eran incompatibles. Al contrario, podían complementarse perfectamente. Cuando los opuestos se atraen, crean algo único, algo que no se puede planificar, solo vivir.

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