Del odio al corazón: El amor que nunca esperé?✨
Hace 2 días
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Lucía siempre había creído que el amor era algo que sucedía a los demás, no a ella. Había tenido algunas historias, pero ninguna lo suficientemente significativa como para cambiar su vida .

Su mundo estaba lleno de trabajo, libros y amigos, una rutina cómoda pero solitaria. Sin embargo, su tranquilidad iba a verse sacudida de una manera que nunca imaginó.

Todo comenzó con una reunión de trabajo. Lucía trabajaba como asistente en una agencia de marketing, y como tal, tenía que asistir a todas las reuniones importantes, aunque preferiría mil veces estar en su oficina, organizando informes. Aquella mañana, su jefe había convocado una presentación sobre un nuevo proyecto, y en la sala de conferencias se encontraba él: Santiago.

Santiago era el tipo de persona que tenía todo lo que Lucía nunca deseó: confianza, popularidad y una habilidad para destacar en cualquier ambiente. Desde el primer momento, él la deslumbró, pero no de la manera que ella esperaba. En lugar de admirarlo, lo odiaba. Era arrogante, seguro de sí mismo hasta el punto de resultar insoportable, y no podía dejar de interrumpir a todos durante las presentaciones. Para Lucía, él era el epítome de lo que nunca sería.

Los días pasaron, y la relación entre ellos se mantuvo tensa. Se encontraban en reuniones, en almuerzos corporativos y, aunque intentaban evitarse, siempre estaban al mismo nivel de competencia. Él la miraba con una sonrisa despectiva, y ella respondía con sarcasmo. No había espacio para la cordialidad. La distancia entre ellos parecía insalvable.

Pero todo cambió una tarde lluviosa de otoño. Lucía se encontraba en su escritorio, revisando unas presentaciones, cuando una llamada de última hora la hizo entrar en pánico. Tenía que cubrir una tarea importante para la cual no estaba preparada, y no podía salir de la oficina hasta terminarla. Mientras repasaba frenéticamente los documentos, escuchó pasos acercándose. Miró hacia arriba y vio a Santiago de pie en la puerta de su oficina, con una expresión extraña.

"¿Necesitas ayuda?", preguntó él, sin el tono arrogante que usualmente usaba.

Lucía levantó una ceja. "¿Ayuda? ¿De ti?"

Santiago sonrió, algo genuino en su gesto. "Sí, de mí. Si no te importa que un 'enemigo' te eche una mano."

Lucía lo miró por un momento, dudando. No era fácil aceptar la ayuda de alguien que siempre había sido su rival, pero algo en su mirada la hizo reconsiderarlo. Decidió que no tenía nada que perder.

A partir de ese momento, comenzaron a trabajar juntos. En los días siguientes, Lucía descubrió una faceta completamente diferente de Santiago. A pesar de su actitud arrogante, tenía una increíble capacidad para analizar los problemas de manera creativa y un don para solucionar conflictos. Empezaron a pasar más tiempo juntos, y Lucía comenzó a ver al hombre detrás de la fachada.

Santiago, por su parte, también empezó a ver en Lucía algo más que la mujer que siempre lo desafiaba. Descubrió su inteligencia, su humor seco y su generosidad oculta. Cada conversación que tenían, cada tarea que completaban juntos, los acercaba más.

Un día, mientras trabajaban en una presentación, Santiago se quedó en silencio por un momento, observando a Lucía. Finalmente, rompió el silencio.

"¿Sabes?", dijo en voz baja. "Nunca pensé que diría esto, pero me alegra que estés aquí. No solo en la oficina, sino en mi vida."

Lucía lo miró, sorprendida. "¿Qué estás diciendo?"

Él sonrió de una manera que Lucía nunca había visto antes, más suave, más vulnerable. "Pensé que el odio era todo lo que compartíamos, pero ahora veo que no. Hay algo más, algo que no esperaba."

El aire se volvió denso, y Lucía sintió un nudo en el estómago. No era el tipo de confesión que esperaba de él, pero en ese momento, algo cambió dentro de ella. Los sentimientos que había estado ocultando, el roce constante entre ellos, el desafío en sus palabras, todo comenzó a encajar. Quizá, solo quizá, había algo más que un simple odio.

Con un suspiro, Lucía dejó a un lado sus dudas y sonrió. "No puedo creer que esté diciendo esto, pero... yo también lo siento."

Y así, lo que comenzó como una relación llena de competencia y desacuerdos, se transformó en algo completamente diferente. No fue un amor fácil ni rápido, pero lo que ambos compartían era real. El amor que nunca esperaron llegó de una manera inesperada, construyéndose sobre los cimientos de la rivalidad, pero creciendo más allá de lo que ambos habían imaginado.




















Porque a veces, el amor no llega cuando lo buscas, sino cuando menos lo esperas.

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