Amar a quien no está listo para ser amado
Hace 1 día
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Volver a clases después de la pandemia fue un golpe fuerte para mí. Había estado aislado tanto tiempo y mi madre estaba enferma .

El miedo me paralizaba, pero entonces la conocí. Ella, con su energía desbordante, me hizo sentir que podía salir de mi burbuja. Conectamos rápidamente, compartíamos todo, y por un tiempo, pensé que nada podría separarnos. Pero la vida tiene formas extrañas de poner a prueba nuestras relaciones.

Mi mejor amigo, quien al principio se mostró distante, comenzó a interesarse por ella. Y aunque intenté mantener la amistad entre los tres, los celos se apoderaron de él, y eso destrozó lo que habíamos construido. Ella, tratando de complacer a todos, empezó a alejarse de mí, y poco a poco, sentí que la estaba perdiendo. Fue doloroso ver cómo nuestra amistad se desmoronaba por algo fuera de nuestro control. Finalmente, nos alejamos, y fue una de las experiencias más duras de mi vida.

A pesar de la distancia, meses después volvimos a hablar. Nos dimos cuenta de que, de alguna manera, nos habíamos hecho falta. Pero en ese tiempo lejos, descubrí algo aún más doloroso: estaba emocionalmente dependiente de ella, y ella de él. La vi atrapada en una relación tóxica, manipulada y tratada mal por él. Traté de apoyarla, hacerla ver la realidad, pero no podía hacerla cambiar. Ella seguía eligiéndolo a él.

Cuando finalmente comenzamos a acercarnos de nuevo, algo dentro de mí cambió. Mi amor por ella no era solo una amistad profunda, se había convertido en algo mucho más fuerte. Pero en el fondo, sabía que no estaba lista para corresponder ese amor. Intenté ser paciente, pero me encontraba siendo siempre el segundo en su vida. Ella no estaba preparada para darme lo que yo le ofrecía, y ese dolor me atravesaba cada vez más.

Las cosas empeoraron cuando comenzaron a correr mentiras sobre mí. Mis amigos, que en un principio me apoyaban, comenzaron a alejarse. Me sentí traicionado, incomprendido, y atrapado entre dos mundos. Al final, comprendí lo más doloroso de todos: el amor no debe ser una lucha constante. No todas las personas están listas para recibir lo que uno tiene para ofrecer.

Hoy al mirar atrás, entiendo que lo más importante fue aprender a amarme a mí mismo primero. El amor sano no debe hacernos sentir menos ni tener que luchar por mantener algo a flote. Algunas relaciones, por más que lo intentemos, simplemente no están destinadas a ser. Y eso está bien. A veces, el acto más amoroso es saber cuándo dejar ir ¿cierto?

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