Tu forma de amar vienen de TUS TRAUMAS de la infancia
Hace 2 días
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Tus comportamientos, miedos y actitudes en las relaciones románticas no surgen de la nada. La ciencia ha demostrado que nuestras experiencias durante la infancia influyen profundamente en la forma en que nos conectamos emocionalmente con los demás.

Según los psicólogos Dr .

Milan y Kay Yerkovich, existen cinco estilos de amor que se desarrollan en función de la relación que tuvimos con nuestros cuidadores en la niñez. Estos estilos no solo afectan cómo damos y recibimos amor, sino también los desafíos emocionales que enfrentamos en nuestras relaciones.

1. El evasivo

Los evasivos valoran su independencia y pueden parecer distantes en las relaciones. Este estilo surge de una infancia donde las muestras de afecto eran escasas o inexistentes, y se enfatizaba la autosuficiencia. Para protegerse del dolor, estas personas aprenden a desconectarse de sus propias emociones y de las de los demás.

2. El indeciso

Los indecisos tienden a idealizar a sus parejas al principio, pero cualquier defecto percibido puede generar dudas y miedos al abandono. Este estilo suele desarrollarse en niños con cuidadores impredecibles que no priorizaban sus necesidades, creando inseguridad y una alta sensibilidad al rechazo en la vida adulta.

3. El controlador

El amor controlador se basa en mantener el control para evitar sentirse vulnerable. La ira es su herramienta para gestionar emociones difíciles, ya que crecieron en entornos donde no se sentían seguros o protegidos. Este estilo refleja una necesidad de autodefensa desarrollada en la infancia.

4. El complaciente

Los complacientes priorizan el bienestar de los demás sobre el propio, evitando conflictos a toda costa. Este comportamiento nace en hogares donde los estándares eran inalcanzables o los cuidadores eran críticos y difíciles de satisfacer. La infancia de un complaciente está marcada por el miedo al rechazo y la necesidad de aprobación constante.

5. La víctima

Las víctimas suelen sentirse indefensas y sin control en sus relaciones. Este estilo se forma en entornos caóticos o abusivos, donde ser obediente era una estrategia para evitar conflictos. A menudo buscan parejas controladoras que repliquen las dinámicas familiares de su niñez.

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