1. Una mujer, una hamburguesa.. .y un disparo
Imagínate pedir una hamburguesa con bacon y recibirla... ¡sin bacon! Esto le ocurrió a Shannika, quien, en lugar de quejarse, regresó al McAuto con un arma. Furiosa y bajo los efectos del alcohol, disparó contra la ventanilla. Afortunadamente, nadie resultó herido, pero su arrebato le costó siete años de prisión y una orden judicial de mantenerse alejada de cualquier McDonald's.
Greg y Stacey no podían creerlo: en lugar de su pedido matutino, recibieron una bolsa llena de billetes. Sin pensarlo, devolvieron el dinero, ganándose el reconocimiento de la comunidad. Aunque muchos habrían visto esto como una oportunidad, ellos demostraron que la honestidad aún existe, incluso antes de tomar su café matutino.
Cuando Virginia denunció el robo de su coche, nunca imaginó que horas después lo encontraría... ¡en el McDonald's donde trabajaba! La ladrona no solo tuvo la mala suerte de llegar al mismo restaurante, sino que también fue atendida por la dueña del vehículo. Un giro de película que terminó con la detención de la sospechosa.
Un dólar puede parecer poca cosa, pero no para Mark. Este hombre, en estado de ebriedad, llenó un vaso vacío con refresco sin pagar y, al ser descubierto, armó tal escándalo que acabó arrestado. Para colmo, debido a las leyes de reincidencia de Florida, su "delito" lo llevó a enfrentar una condena de cinco años. ¿El refresco más caro de su vida? Sin duda.
Christopher y Moix, tras una noche de copas, no quedaron satisfechos con sus hamburguesas. Enfurecidos por la cebolla en su pedido, decidieron lanzar ladrillos al restaurante. Uno de ellos se tropezó durante la huida, pero lo más impactante fue su reacción al ser arrestado: sonrisas y poses de orgullo.
En Pittsburgh, un McAuto ofrecía algo más que juguetes. Una empleada vendía heroína en cajitas de Happy Meal, con un "código secreto" para los compradores. Aunque el negocio funcionó por un tiempo, su caída fue inevitable cuando la policía intervino. Un ejemplo extremo de cómo no mezclar negocios ilícitos con nuggets.
No todas las historias tienen un final curioso. En 1984, James Oliver Huberty protagonizó uno de los episodios más oscuros en la historia de McDonald's. Armado con varias armas, entró a un restaurante en California y abrió fuego indiscriminadamente. En poco más de una hora, acabó con la vida de 21 personas, incluidos niños. Un evento que marcó un antes y un después en la seguridad de estos establecimientos.