En un mundo donde los días nunca terminaban, donde el sol y la luna compartían el cielo en un ciclo perpetuo, existía una antigua leyenda: Las Crónicas del Alba Infinita. Se decía que aquellos que pudieran descifrar los secretos del alba eterna obtendrían el poder de moldear el destino del mundo.
Ariella, una joven huérfana de la aldea de Nivale, había crecido escuchando las historias que sus abuelos relataban sobre la eternidad del día .
Una mañana, mientras exploraba los bosques cercanos a su aldea, Ariella tropezó con una vieja piedra grabada con símbolos extraños. Al tocarla, un resplandor dorado la envolvió y una voz susurró en su mente: “El Alba Infinita te ha elegido.” Fue entonces cuando comprendió que su vida estaba a punto de cambiar.
Guiada por visiones en sueños y fragmentos de antiguos escritos que encontró en el interior de una cueva secreta, Ariella descubrió que el mundo había sido creado por los Dioses del Sol y la Luna, pero que un antiguo conflicto entre estos dos seres había sumido al mundo en un ciclo de luz eterna, sin descanso, sin sombra. La armonía había sido rota, y con ella, el equilibrio del mundo.
La única forma de restaurar el equilibrio era encontrar el Corazón del Alba, un artefacto místico que, según las leyendas, podía detener el flujo perpetuo del tiempo y devolver la noche al mundo. Pero para encontrarlo, Ariella debía recorrer tierras desconocidas, enfrentarse a criaturas oscuras y desentrañar los misterios de los antiguos templos olvidados.
A lo largo de su viaje, Ariella fue acompañada por un joven guerrero llamado Kael, quien tenía la habilidad de controlar la luz, y una hechicera llamada Lyra, cuyas habilidades con las sombras eran tan poderosas como misteriosas. Juntos, enfrentaron desafíos que pusieron a prueba no solo sus habilidades, sino también sus corazones y su lealtad.
En el último templo del Alba, donde el Corazón debía ser colocado en el altar para restaurar el ciclo natural del mundo, Ariella enfrentó una difícil decisión: ¿debía liberar el poder del Corazón del Alba y permitir que la oscuridad regresara, sabiendo que la luz eterna desaparecería, o destruir el Corazón para que el sol y la luna compartieran el cielo para siempre, condenando al mundo a vivir en una eterna transición entre el día y la noche?
En un acto de valentía, Ariella eligió el sacrificio, destruyendo el Corazón y restaurando la verdadera naturaleza del mundo. La primera noche en siglos descendió sobre la tierra, y la gente de Nivale, por fin, pudo descansar bajo el manto oscuro del cielo estrellado.
Aunque Ariella no fue recordada como una heroína en las historias que se contaron después, ella supo en su corazón que, gracias a su sacrificio, el equilibrio había regresado. Las Crónicas del Alba Infinita habían llegado a su fin, pero la verdadera historia del alba, con su luz y su sombra, apenas comenzaba.