En un pequeño pueblo rodeado por un denso bosque, vivía Valeria, una joven con una capacidad especial: podía ver lo que los demás olvidaban. No se trataba solo de cosas materiales, como una carta extraviada o una llave perdida, sino recuerdos enteros, fragmentos de sueños que se desvanecían con el tiempo .

Una tarde, mientras caminaba por el bosque, Valeria tropezó con una antigua piedra en el suelo. Era lisa y cubría la entrada de un túnel subterráneo, oculto por la maleza. La piedra estaba grabada con símbolos que, aunque desconocidos, le parecían familiarmente antiguos. Intrigada, la levantó, y bajo ella, apareció un portal brillante, rodeado de una niebla dorada que parecía llamarla.

Sin pensarlo dos veces, Valeria cruzó el umbral.

El aire cambió al instante. El lugar al que había llegado no se parecía a nada que hubiera visto antes. Era un vasto paisaje de luces y sombras, donde todo parecía fluir con una suavidad irreal. A lo lejos, una torre de cristal se alzaba, reflejando colores que jamás existían en el mundo real. En este mundo extraño, no había reglas; el tiempo se diluía y los recuerdos se transformaban en paisajes y criaturas que vivían a su alrededor.

Fue entonces cuando escuchó una voz, suave pero clara: "Bienvenida al Portal de los Sueños Olvidados."

La voz provenía de una figura de silueta oscura, un ser que parecía hecho de fragmentos de estrellas. "Este es el lugar donde los sueños perdidos, los recuerdos olvidados y las posibilidades no vividas existen, esperando a ser recuperados," dijo el ser. "¿Qué es lo que buscas?"

Valeria, desconcertada pero curiosa, respondió: "Quiero entender por qué veo lo que los demás olvidan, y qué significa eso para mí."

El ser de las estrellas la observó fijamente antes de responder: "Lo que ves son las huellas de aquellos que han olvidado su verdadero ser. Muchos olvidan por miedo, por dolor o porque el paso del tiempo borra lo que ya no desean recordar. Pero tú, Valeria, puedes encontrar el camino hacia aquellos recuerdos que permanecen en las sombras, esperando ser reclamados."

A medida que las palabras del ser resonaban en su mente, Valeria comprendió: su habilidad no era una maldición, sino un don. Ella no solo podía ver lo olvidado, sino también traerlo de vuelta, restaurando los sueños perdidos y sanando corazones rotos.

Con un nuevo propósito en su alma, Valeria comenzó su viaje por ese mundo, cruzando paisajes oníricos donde los sueños olvidados formaban criaturas mitológicas, árboles que susurraban secretos y ríos que corrían con recuerdos perdidos. En su travesía, descubrió a otros viajeros: personas que habían cruzado el portal en busca de algo que había sido olvidado, algo que necesitaban recuperar.

Al final de su viaje, Valeria alcanzó la torre de cristal. Allí, encontró un espejo gigante, cuyo reflejo no mostraba su rostro, sino una versión de ella misma en un mundo que nunca había imaginado. Un mundo donde había recuperado todos los recuerdos perdidos, donde su vida era plena, llena de amor y sueños cumplidos.

El ser de las estrellas apareció una vez más y dijo: "Has llegado al final de tu viaje, pero recuerda, lo que encontraste aquí no es solo para ti. Los sueños olvidados que has restaurado necesitan ser compartidos con el mundo. Tu tarea es regresar y devolver lo perdido a aquellos que te rodean."

Valeria asintió, entendiendo finalmente que su don era mucho más grande de lo que había imaginado. Al regresar a su pueblo, el portal se cerró detrás de ella, pero en su corazón llevaba consigo el conocimiento de que, a veces, los sueños olvidados son la llave para sanar el mundo.

Desde ese día, Valeria comenzó a compartir lo que había aprendido. Ayudaba a las personas a recordar lo que habían perdido, devolvía los sueños que se habían desvanecido y restauraba la luz en los corazones apagados. Y, mientras lo hacía, se dio cuenta de que el verdadero poder de los sueños olvidados no era solo traerlos de vuelta, sino darles un nuevo propósito en la vida de quienes los habían olvidado.

Y así, Valeria se convirtió en la guardiana de los sueños olvidados, viajando entre mundos, restaurando lo perdido y enseñando a todos que, aunque los recuerdos puedan desvanecerse, siempre hay un camino para recuperarlos, si se tiene la valentía de buscar.