En lo profundo del reino de Eldoria, un lugar donde las montañas tocaban el cielo y los bosques susurraban secretos antiguos, existía un objeto de poder tan grande que su historia había sido olvidada por la mayoría. Nadie recordaba la Llama Eterna, una chispa divina que había dado vida a Eldoria y que, según las leyendas, mantenía el equilibrio entre la luz y la oscuridad.
La historia de la Llama se había perdido en el tiempo, hasta que una joven llamada Lyra, huérfana y soñadora, descubrió un mapa en las ruinas de un antiguo templo en las afueras de su aldea .
Con su espada de plata y una capa que le había dejado su madre, partió hacia las Tierras Prohibidas, donde el mapa indicaba que la Llama estaba oculta. Las leyendas hablaban de un dragón guardián que protegía la Llama, y Lyra sabía que su misión no sería fácil.
A lo largo de su viaje, Lyra enfrentó desafíos inimaginables: criaturas mágicas que desafiaban las leyes de la naturaleza, bosques encantados donde el tiempo se detenía, y un mar embrujado donde las olas hablaban en voces perdidas. Sin embargo, con cada paso, se sentía más conectada con algo más grande que ella misma, como si la Llama Eterna la estuviera llamando, guiándola a través de cada prueba.
Finalmente, después de meses de arduo viaje, Lyra llegó a la Cueva de los Elementos, un lugar rodeado de fuego y hielo, de agua y tierra, donde la Llama Eterna ardía en el centro, rodeada por una barrera de energía pura. En ese instante, el dragón guardián apareció, imponente y majestuoso, con escamas que brillaban como estrellas y ojos llenos de sabiduría ancestral.
"¿Por qué vienes, joven viajera?", preguntó el dragón con una voz que resonó en las entrañas de la cueva.
Lyra, con el corazón palpitando fuerte, respondió: "Vengo a salvar Eldoria. La oscuridad está creciendo, y sin la Llama, nuestro reino caerá. Debo llevarla de regreso."
El dragón la observó en silencio, como si evaluara su alma. Después de lo que pareció una eternidad, habló de nuevo. "La Llama Eterna no puede ser llevada por cualquiera. Solo aquel que haya tocado el corazón del reino puede sostenerla. ¿Estás dispuesta a sacrificar todo por Eldoria?"
Lyra no vaciló. "Estoy dispuesta."
El dragón asintió y, con un gesto de su ala, rompió la barrera que protegía la Llama. Lyra se acercó, sintiendo el calor de su fuego en su rostro, pero también una paz profunda en su corazón. Con una mano temblorosa, tocó la Llama Eterna, y en ese instante, una explosión de luz y poder la envolvió.
La Llama, reconociendo la pureza de su corazón, se fusionó con Lyra, dándole un poder incomparable. Ella sintió cómo su alma se conectaba con el reino entero: las montañas, los bosques, los ríos, y el cielo. Era parte de Eldoria, y Eldoria era parte de ella.
Con la Llama Eterna en su poder, Lyra regresó a su aldea, donde el reino estaba al borde de la oscuridad. Con un solo gesto, desató un torrente de luz que disipó las sombras y restauró la paz en Eldoria. La gente celebró su regreso, pero Lyra sabía que su verdadero destino era más grande que cualquier victoria personal.
La Llama Eterna no solo había salvado Eldoria, sino que también había despertado un poder ancestral en ella. Ahora, como Guardiana de la Llama, Lyra juró proteger el equilibrio entre la luz y la oscuridad, sabiendo que el destino del reino estaba entrelazado con su propio corazón.
Y así, la Llama Eterna de Eldoria siguió ardiendo, su luz brillando por siempre, mientras el reino florecía bajo su resplandor.