Cuando conozcas a alguien, imagina que él o ella es un viejo amigo con el que perdiste contacto hace varios años y, por alguna sorpresa del destino, se volvieron a encontrar en ese momento.
Imagina como tratarías a una persona así:
¿Cómo le hablarías? ¿Qué tono de voz emplearías? ¿Cómo sonreirías? ¿Qué haría tu cuerpo?
La idea es engañar a tu cuerpo para que reaccione de la manera más calidad y abierta cuando conoces a un extraño.
Este trato es tan especial que hace que cualquiera se sienta cómodo en tu presencia.