Cuando pensamos en objetos malditos, muchos se nos vienen a la mente: muñecas, relojes antiguos, o incluso juguetes. Pero pocos conocen la escalofriante historia del Mono de los Platillos, un antiguo juguete que fue parte de las investigaciones de Ed y Lorraine Warren, los renombrados investigadores de lo paranormal .
Fabricado en Japón en los años 50, el mono originalmente fue diseñado como un juguete inocente. Con un interruptor en su espalda, los niños solo necesitaban activarlo para ver cómo golpeaba sus platillos de metal, provocando risas y diversión. Sin embargo, lo que debería haber sido una fuente de entretenimiento se convirtió rápidamente en una pesadilla.
En los hospitales, este juguete se usaba para distraer a niños enfermos, pero fue en esos mismos lugares donde comenzaron a surgir los primeros testimonios inquietantes. Enfermeras reportaron que los monos se activaban solos, tocando sus platillos en la oscuridad de la noche, para luego callarse de repente, como si alguien estuviera apagándolos a propósito. Los niños que estaban cerca de estos juguetes solían fallecer al amanecer, lo que rápidamente convirtió a este mono en el centro de una leyenda urbana llena de terror.
Pero la historia realmente cobra vida cuando un niño llamado Christopher Bar, de 11 años, recibió uno de estos monos como regalo de cumpleaños. En una noche de octubre de 1967, mientras se encontraba en su habitación, comenzó a escuchar el aterrador sonido de los platillos. Al principio pensó que era una falla del juguete, pero al intentar apagarlo, notó algo extraño: el juguete seguía tocando, incluso cuando no estaba en funcionamiento. La sensación de calor en sus manos y la extraña presión en su brazo fueron solo el comienzo. El mono se movía por sí solo, y lo peor, lo que parecía una presencia invisible comenzó a acecharlo.
Desesperado, Christopher fue a contarle a sus padres, pero lo que encontraron fue aún más aterrador: el juguete no estaba en el lugar donde lo había dejado. Se encontraba sobre la cama, como si alguien lo hubiera colocado allí deliberadamente. A partir de ese momento, el niño comenzó a mostrar un comportamiento extraño, como si estuviera bajo la influencia de algo que no podía explicar. Sus padres, preocupados, decidieron buscar ayuda médica, pero los especialistas solo diagnosticaron un cuadro agudo de esquizofrenia debido al trauma que había sufrido.
Fue entonces cuando contactaron a los Warren, quienes comenzaron a investigar el origen del juguete. A través de su investigación, descubrieron que el mono había sido parte de un lote de juguetes malditos, fabricados por una secta japonesa en los años 50. Estos juguetes, cargados de un extraño conjuro, parecían destinados a captar las almas de los niños, sellando su destino en las garras del maligno. Los Warren lograron encontrar un amarre oscuro dentro del muñeco: cabellos humanos, ramas secas, y una nota con un conjuro que hablaba sobre la posesión de almas inocentes.
El caso del Mono de los Platillos es un recordatorio escalofriante de que, en el mundo de lo paranormal, hay objetos que pueden ser mucho más que simples juguetes. A veces, lo que parece inofensivo puede estar cargado con una historia mucho más oscura, esperando la oportunidad de manifestarse. Y aunque el destino de Christopher mejoró gracias a la intervención de los Warren, el misterio de este juguete sigue siendo uno de los casos más aterradores en la historia de las investigaciones paranormales.
Lo más perturbador de todo esto es que la historia no termina aquí. El Mono de los Platillos sigue siendo una pieza del museo de los Warren, guardado en silencio, acompañado por otros objetos de igual oscuridad.