En lo más profundo de internet se esconden historias que erizan la piel, pero pocas han dejado un impacto tan profundo como la de los "Niños de Ojos Negros". Aunque muchos piensan que es solo una creepypasta, esta historia tiene un origen real, o al menos eso asegura Brian Bethel, un periodista de renombre que en 1998 vivió un encuentro que cambió su vida para siempre.
Todo comenzó una noche en Abilene, Texas, una ciudad tranquila de apenas 100,000 habitantes .
El mayor de ellos habló con una cortesía inquietante:—Señor, mi amigo y yo olvidamos el dinero para la película. ¿Podría darnos un aventón a casa?
La petición parecía inocente, pero algo en el tono del niño, en su sonrisa y en la mirada inexpresiva del compañero, desató una sensación de alerta en Bethel. Sin razón aparente, un escalofrío le recorrió la espalda, y su instinto le gritó que no bajara la guardia.
A pesar de su entrenamiento como periodista, acostumbrado a interactuar con personas de todo tipo, nunca había experimentado un pánico tan visceral. Los niños insistieron, su tono suave pero persistentemente incómodo:—Por favor, señor, será solo un momento.
Bethel, temblando y luchando contra una extraña presión que parecía obligarlo a obedecer, se resistió. En un momento de descuido, casi abrió el seguro del auto, como si algo lo estuviera manipulando. Fue entonces cuando ocurrió lo más aterrador: al mirar más de cerca, notó que los ojos del niño eran completamente negros, como un abismo sin fondo.
En ese instante, su instinto de supervivencia tomó el control. Encendió el motor y salió a toda velocidad, sin mirar atrás. Hasta el día de hoy, Bethel agradece que no hubiera nadie detrás del auto, porque asegura que no se habría detenido, incluso si eso significaba atropellar a alguien.
Desde que Bethel compartió su historia, más de 100 personas alrededor del mundo han reportado encuentros similares con estos niños de ojos negros, describiéndolos con la misma precisión inquietante: rostros inexpresivos, modales extrañamente adultos, y ojos que parecen absorber toda la luz.
Pero la gran pregunta permanece: ¿qué habría pasado si Bethel les hubiese permitido entrar? Y peor aún, ¿cuántas personas podrían haber sido víctimas de estos extraños seres sin dejar rastro?
¿Tú qué harías si alguien golpeara tu ventana esta noche?