El hombre que jamás existió
Hace 5 días
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Imagina que un día descubres el cuerpo de un hombre desconocido, vestido elegantemente con un traje, como si estuviera listo para una fiesta, pero yaciendo sin vida en la arena de una playa. Sin identificación, sin pistas claras sobre su identidad o cómo llegó hasta allí, y lo más inquietante de todo: un fragmento de un poema persa en su bolsillo, que parece ser la única pista de su vida, de quién fue y por qué terminó en esa playa.

Este es el enigma detrás de lo que hoy conocemos como el caso del "Hombre de Somerton" .

La historia comienza una tarde calurosa de noviembre de 1948, cuando una pareja que paseaba por la playa notó a un hombre tendido en la arena. Parecía estar solo, vestido de manera poco común para estar tumbado en la playa, pero no le prestaron mucha atención. Sin embargo, cuando otro grupo de personas pasó más tarde, se dieron cuenta de que el hombre ya no se movía. Al día siguiente, confirmaron lo peor: había muerto.

La investigación reveló detalles extraños. No tenía documentos, ni rastros de una identidad. Pero lo más desconcertante fue lo que encontraron en sus pertenencias: billetes de tren, cigarrillos, un peine, y un trozo de papel con una frase en persa. El fragmento provenía de un libro de poesía titulado "Rubayat de Omar Khayyam". ¿Qué significaba ese papel? Y, aún más perturbador, ¿quién era este hombre, y por qué no había dejado rastro alguno de su vida?

La trama se complica aún más cuando se descubre que en el libro de poesía, aparentemente relacionado con el hombre de la playa, había un número de teléfono perteneciente a una enfermera llamada Jessica Thompson. Pero cuando la policía contactó con ella, no solo negó reconocer al hombre, sino que reveló que había tenido un romance con un hombre durante la guerra, alguien a quien había amado y perdido. ¿Podría ser él? ¿Y por qué su reacción fue tan extraña al ver la imagen del muerto?

En el transcurso de los meses, surgen más teorías, y las pistas parecen multiplicarse: una maleta abandonada en una estación de tren, un código misterioso en el libro, e incluso la teoría de que el hombre podría haber sido un espía, algo que explicaría la invisibilidad de su identidad y las precauciones extremas tomadas para no dejar huella.

La pregunta sigue siendo la misma: ¿quién era este hombre? ¿Y por qué su historia parece estar escrita en sombras, con más preguntas que respuestas? Este misterio, a pesar de los avances en la investigación y las teorías sobre su identidad, sigue sin resolverse.

El Hombre de Somerton no solo es un caso sin resolver, sino un testimonio de lo efímero de nuestras vidas y lo fácil que es desaparecer sin dejar huella. Pero quizás, lo más fascinante de este caso es que, aunque su identidad permanezca oculta, el hombre de Somerton sigue vivo en la memoria colectiva, un enigma eterno que nos reta a desentrañar los secretos de lo que nunca llegamos a conocer.

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