Caminos Entretejidos: Un Reencuentro que Cambió Todo?❤
Hace 6 días
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Era un día gris de otoño cuando Valeria llegó al parque, su lugar favorito para escapar del bullicio de la ciudad. Con una taza de café en mano y los pensamientos dispersos, se sentó en una banca bajo un árbol, observando las hojas caer lentamente .

El sonido del viento, como una suave melodía, la tranquilizó, pero algo la inquietaba: los recuerdos de su mejor amigo, Hugo, que había dejado atrás para seguir sus propios sueños.

Hace tres años, Hugo y ella habían sido inseparables. Juntos habían compartido secretos, risas y hasta promesas de que siempre se tendrían el uno al otro. Sin embargo, la vida les llevó por caminos diferentes. Hugo había decidido mudarse a otra ciudad para estudiar arquitectura, y Valeria se había quedado atrás, atrapada en una rutina que la mantenía alejada de lo que más amaba.

Mientras pensaba en esos momentos, una figura familiar apareció a lo lejos. Hugo. La imagen de él, caminando con su característico paso decidido, hizo que el corazón de Valeria diera un brinco. No podía ser él, pensó. Pero, al acercarse, la confirmación fue inevitable. Hugo sonrió al verla, y el tiempo pareció detenerse.

—No puedo creer que te encuentre aquí —dijo Hugo, con una sonrisa que había permanecido en su memoria durante tanto tiempo.

Valeria apenas pudo articular palabras. El reencuentro la había dejado sin aliento. Finalmente, después de unos segundos, respondió:

—Pensé que nunca más te vería.

—Yo también lo pensé. Pero el destino tiene una forma curiosa de unirnos, ¿no? —dijo él, sentándose a su lado.

Ambos se quedaron en silencio, observando las hojas caer y el paso del tiempo. Como si nada hubiera cambiado, sus conversaciones fluían como si los años de separación no hubieran existido.

—¿Por qué no volviste? —preguntó ella con suavidad, aunque sabía la respuesta.

Hugo suspiró y miró al horizonte.

—La vida me arrastró en una dirección que no esperaba. Pero nunca dejé de pensar en ti, Valeria. Tal vez tomamos diferentes caminos, pero siempre supe que nuestros caminos estarían entrelazados de alguna manera.

Valeria lo miró fijamente, comprendiendo que a veces el amor y la amistad no requieren promesas explícitas. Simplemente se mantienen vivos, esperando el momento adecuado para florecer.

—Quizá nuestros caminos se cruzaron otra vez por una razón —dijo ella, esbozando una sonrisa tímida.

Hugo asintió, y por primera vez en años, sintió que todo en su vida había tenido un propósito. A pesar de la distancia y el tiempo, algo seguía siendo inquebrantable entre ellos.

—Siempre lo hicieron —respondió él, y el eco de esas palabras se quedó suspendido entre ellos, mientras el viento arrastraba las últimas hojas de otoño.

















Los caminos de Valeria y Hugo seguían entrelazados, como si nunca hubieran dejado de caminar juntos, aunque sus pasos se habían distanciado por un tiempo. Y ahora, mientras el sol comenzaba a asomarse entre las nubes, sabían que lo que compartían no se perdería, sin importar los giros del destino.

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